3 ene 2018

Confirman funcionamiento de monitoreo de crecidas



La Voz del Interior (03/01/2018)
Ríos: hay 94 puntos de monitoreo de crecidas y aseguran que todos funcionan

Defensa Civil de la Provincia opera un centro de control en tiempo real de equipos que miden cauces o lluvias en las sierras. Aseveran que en 2017 se hizo el mantenimiento de todos. El vandalismo es un problema.
El nuevo año empezó mojado. Las lluvias, aunque aguaron las fiestas al aire libre, resultaron una buena noticia para Córdoba: para la turística, porque se nutren los ríos y lagos, que lucen demasiado flacos al inicio del verano; y para la agropecuaria porque los suelos demandaban más humedad para que su producción no entre en riesgo. Esas mismas lluvias, intensas en algunas zonas, generaron además crecidas en los ríos serranos y un estado de alerta que aún se mantiene hoy.
Defensa Civil de la Provincia apuntó que al menos hasta la noche de hoy se mantiene el alerta sobre varios ríos como San Antonio, Anisacate, San José y Quilpo, por la turbidez y la correntada que aún mantienen. En varios hubo el lunes situaciones de alarma y necesidades de rescates.
Las crecientes y sus riesgos actualizaron el interrogante sobre el funcionamiento del sistema de sensores y monitoreo de caudales que montó la Provincia.
Diego Concha, director de Defensa Civil de Córdoba, aseveró que “hoy, todas las estaciones están funcionando” y negó que por falta de mantenimiento haya sensores de lluvias fuera de carrera. “Lo que hay frecuentemente son actos de vandalismo, roturas de puntos de medición o de los paneles solares con que funcionan. Pero hoy, al inicio del verano, funcionan todos los puntos de medición, que son 94, en casi todos los ríos serranos”, señaló el funcionario provincial.
Desde la sala de monitoreo en Córdoba, plagada de pantallas que los operadores deben leer las 24 horas, Concha apuntó que en 2017 se sumaron unos 20 pluviómetros a los 74 existentes el verano anterior. En esos puntos se mide la lluvia caída que, en tiempo real, aparece en las pantallas de Defensa Civil. Los operadores deben reconocer cuánta precipitación genera algún tipo de aviso o alarma y seguir un protocolo de acción.
“Estamos conectados al instante con los 64 cuarteles de bomberos voluntarios, las oficinas de Defensa Civil de los municipios y con la Policía de toda la zona serrana. Por ejemplo, días atrás, con la crecida del San Antonio, en minutos había 18 móviles sólo en ese río alertando a la gente para que saliera del cauce”. apuntó Concha.
El sistema sirve para avisar con tiempo sobre las posibilidades de crecidas. Pero no puede hacer nada para evitarlas. Si funciona bien, minimiza los riesgos en zonas vulnerables, sobre todo en cuanto a personas.
Un dilema es la modalidad con la que se avisa a las comunidades sobre los riesgos, cuando sobrepasa el nivel de los bañistas en los cauces de los ríos. En Sierras Chicas, donde el trágico aluvión de 2015 dejó sus huellas, bomberos y Defensa Civil de cada localidad aceitaron mecanismos regionales de alerta, pero los vecinos suelen reclamar por sus temores y por el desconocimiento de cómo serán informados de un alerta.

Cómo funcionan
Hace dos décadas, hicieron punta dos sistemas de monitoreo sobre ríos con bravas crecidas: sobre el San Antonio, que a la altura de Carlos Paz desemboca en el lago San Roque, y sobre el Mina Clavero, en Traslasierra. El primero lo montó el Instituto Nacional del Agua y el segundo fue promovido por el propio municipio.
Luego, con más crecientes, reclamos y tragedias, la Provincia fue sumando unidades de medición. Los graves sucesos de 2015 aceleraron la expansión del mapa de monitoreo.
Hay dos modalidades. Una es la de sensores que miden el nivel de los ríos. Según precisó Concha, están ubicados hoy sobre algunos puntos de los ríos San Antonio, Cosquín, Anisacate, Mina Clavero y Santa Rosa. “Dan información más precisa de crecientes pero no son eficientes sobre arroyos u cauces muy variables”, aclaró.
Además, son más costosos que los pluviómetros. aparatos que miden la lluvia caída en cada sitio y que están hoy diseminados por decenas de ríos serranos y con cuyos datos se pueden calcular los riesgos de crecidas.
Unos y otros están conectados en red, mediante repetidoras de radio o telefonía celular, a la sala de monitoreo de Defensa Civil en Córdoba. En general, están en sitios aislados y se alimentan con paneles de energía solar. El vandalismo es el principal riesgo.
“Hay dos sistemas. El Aler son aparatos que compró la Provincia pero que contrató al Cirsa, que depende del Instituto Nacional del Agua, para su operación y mantenimiento. El otro es el Omixon, que la Provincia instaló y que contrata a terceros para su mantenimiento”, apuntó Concha.
Mina Clavero tiene dos sistemas en paralelo: el provincial más otro que opera el municipio.
Sobre los ríos que aún no están cubiertos, Concha indicó que “la gran mayoría está”, pero admitió que faltaría sumar el monitoreo de Los Reartes (en Calamuchita), el Quilpo y el Pinto (en los departamentos Punilla y Cruz del Eje) y el San Guillermo (en el noroeste).

Los límites de la prevención
La prevención ante crecidas de ríos es posible y perfectible. Pero reconoce algunos límites. Uno, repetido por bomberos y policías cada verano, es la imprudencia de aquellos que aunque se les insista y hasta ordene que abandonen los cauces, hacen caso omiso como si el aviso fuera una exageración infundada. Otra limitante es que los avisos se hacen sobre los balnearios y sitios más concurridos: resultaría imposible recorrer los miles de kilómetros de los ríos serranos.

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