21 nov 2017

Los intentos de Hidrovía a lo largo de la historia

La Voz del Interior - Edición Electrónica (21/11/2017)
El sueño de los ríos navegables en Córdoba tiene una larga historia

Tras la noticia del convenio firmado entre Argentina y Holanda para estudiar la viabilidad del proyecto, un historiador cordobés aporta un texto sobre los antecedentes más remotos de la misma idea.
El gobierno nacional argentino firmó un convenio días atrás con su par de Holanda para encarar los estudios que determinen la viabilidad técnica, económica y ambiental de la creación de canales navegables que permitan movilizar la producción del interior hacia los puertos sobre el Atlántico.
En nueve meses el estudio arrojará sus primeras respuestas sobre si es posible, a qué costo, y qué alternativas de trazado podrían ser las más potables. Las rutas en principio "prometedoras" como vías de navegación se encuentran en el área delimitada por los ríos Tercero y su continuidad en el Carcarañá (que desemboca en el río Paraná) en el norte, la cuenca del río Salado hacia el sur y el Paraná hacia el este. Sobre ese cuadro se trazarían las eventuales alternativas, sean sobre ríos existentes o abriendo canales nuevos. 
Casi todas las alternativas en análisis preliminar contemplan el paso de esa "autopista" hídrica por la provincia de Córdoba. Se suman a otros estudios y antecedentes que desde hace un siglo se vienen proponiendo, sin éxito, en ese sentido.
En este marco, y ante la novedad planteada por el convenio, el historiador cordobés Prudencio Bustos Argañaraz precisó a este diario los antecedentes pioneros en la idea de llegar por una ruta hídrica desde Córdoba a los puertos. "En su momento la intentaron el marqués de Sobre Monte, el deán Funes, el general Juan Bautista Bustos y luego el presidente Juárez Celman. Este último encargó un proyecto al ingeniero Luis Huergo de un canal navegable desde Córdoba al Paraná, a través de un sistema de esclusas usando las aguas del Suquía, del Segundo y del Tercero", precisa.
En un capítulo de su libro Historias que nos contaron mal (Córdoba, 2013) el historiador aporta en algunos párrafos puntuales su perspectiva sobre un tema que volvió ahora a la agenda, más de un siglo después de que empezara a ser imaginado.
Tras relatar las circunstancias de la construcción del primer dique San Roque, el texto marca que esa obra "era también el primer paso en la ejecución del proyecto del ingeniero Luis Augusto Huergo de construir un canal navegable de Córdoba al Paraná a través de los ríos Suquía, Segundo y Tercero, aprobado por ley de la Provincia el 30 de julio de 1889 y promulgado al día siguiente. La iniciativa tuvo entusiasta acogida por parte del gobernador de Santa Fe, José Gálvez, y el Congreso de la Nación sancionó una ley autorizando a destinar $ 50.000 para la realización de los estudios, que fue promulgada por el presidente Juárez Celman el 10 de octubre de 1889".
Luego agrega: "El plan geopolítico de don Jerónimo Luis de Cabrera, al fundar sobre el río Paraná  el puerto de San Luis de Córdoba el 17 de setiembre de 1573, cobraba nueva vida tres siglos más tarde. Había sido retomado sucesivamente por el marqués de Sobre Monte, el deán Funes y el general Bustos, y su ejecución, que esta vez parecía posible, cambiaría el perfil de la República".
"Pero por ello mismo la iniciativa provocó de inmediato la reacción adversa de los intereses portuarios, que advertían que la obra, que beneficiaría de manera evidente a las provincias interiores, a ellos los perjudicaría. El diario La Nación de Buenos Aires llegó al extremo de calificarlo como “el canal del Infiernillo”, en una nota plagada de sarcasmos, aparecida el 16 de julio de ese año de 1889".
"Contaron también con el apoyo de las compañías ferroviarias inglesas, que veían en esta vía fluvial un poderoso competidor que vendría a romper su monopolio del transporte de la producción agropecuaria, con un costo tres veces menor. A ambos les solucionó el problema la revolución de 1890, que dio por tierra con Juárez y con el proyecto Huergo".
"El 29 de setiembre de 1897 la Legislatura de Córdoba volvió a aprobarlo, por iniciativa del diputado Dr. Tristán Almada, pero tampoco pudo concretarse. El gobernador Cárcano retomó la idea en 1927, llegándose a firmar un convenio con la Provincia de Santa Fe, pero otra revolución, la de 1930, volvió a echarla por la borda".

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