27 sept 2017

Incendios: planes serios, no improvisación



La Voz del Interior (27/09/2017)
Planes serios, no improvisación

Incendios en Córdoba. Restaurar el equilibrio ecológico en las áreas dañadas requiere un plan de acción preciso. Cómo “reverdecer” las sierras tras el fuego
Córdoba necesita pensar en profundidad cómo articular campañas públicas más intensas contra el fuego y cuáles son los mejores planes para remediar de inmediato la gran cantidad de hectáreas afectadas.
En el último mes, hubo tres grandes incendios. Primero, se quemó la reserva natural ubicada entre La Calera, Malagueño y Villa Carlos Paz. Luego, el que se originó en Santa María de Punilla avanzó hasta llegar a cerca de Cosquín, hacia el norte, y bordeó a La Calera, por el sur. El tercero salió desde Cosquín, tomó otras zonas del centro de Punilla y se fue hacia el este atravesando el Camino del Cuadrado, ya en Sierras Chicas, y afectó la reserva Vaquerías, cerca de Valle Hermoso.
En los tres, se quemaron unas 10.700 hectáreas. Además, en ese mismo período hubo otros focos de menor relevancia en Totoral, en Tulumba y en Traslasierra. Estos sumaron unas mil hectáreas más.
En otras palabras, desde fines de agosto se quemaron unas 12 mil hectáreas. A esa cifra hay que agregar las 1.500 que ardieron en los primeros ocho meses del año. Total provisorio de 2017 hasta hoy, 13.500 hectáreas.
Como graficamos en otras ocasiones, una hectárea es una manzana. Podríamos dibujar una superficie de 13.500 manzanas sobre el mapa de cualquier ciudad cordobesa para ilustrar todo lo que puede perderse en semejante extensión.
Por supuesto, cuando se queman nuestras sierras o nuestros montes, no sólo se pierde la cubierta verde. La fauna tiene que migrar a otro hábitat ante la destrucción del propio. Los cursos de agua también se alteran. Y siempre existe el riesgo de que el fuego alcance viviendas y se pierdan vidas humanas, o que el daño alcance a algún establecimiento rural.
Muchos de estos incendios son causados por negligentes conductas humanas, cuando no son originados directamente a propósito. De hecho, hubo personas detenidas en algunos de los últimos incendios mencionados, acusadas de haberlos iniciado.
Por eso se necesitan campañas públicas permanentes que creen conciencia en la sociedad. Porque la situación descripta no es extraordinaria. Por el contrario, es constante. Todos los años pasa lo mismo.
Entre 2014 y 2016, se quemaron unas 11 mil hectáreas cada año. Fueron los tres años con menor impacto del fuego de las últimas dos décadas. Ya hemos superado esa cifra y aún nos quedan por delante unos 100 días hasta que termine 2017.
Restaurar el equilibrio ecológico en las áreas dañadas requiere un plan de acción preciso. Las autoridades, las comunidades serranas y los especialistas debieran elaborarlo en conjunto. Lo peor que nos puede pasar después del fuego es que impere la improvisación.

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