25 mar 2017

Un ejemplo en agroecología



La Voz del Interior (25/03/2017)
La abanderada de las ferias agroecológicas

Desde su campo cercano a Alta Gracia, en el que produce alimentos y granos de modo orgánico, Lourdes Solla se convirtió en una referente de esa movida en Córdoba. Ella misma cultiva, a baja escala, desde trigo hasta tabaco sin usar químicos.
A menos de cinco kilómetros de Alta Gracia, en un campo a la vera de la ruta C45, Lourdes Solla reconstruye el campo de su familia para orientarlo hacia la agroecología. Luli –como la llaman sus amigos– es la mentora de la Feria Agroecológica que se realiza en esta ciudad y ya lleva cinco ediciones, aglutinando a decenas de productores de todo el país. Con 35 años de edad, es una de las referentes en Córdoba de esa movida.
“No quiero que los campos se llenen de transgénicos. Quiero que las familias vean que se puede trabajar la tierra de otro modo”, argumenta.
Lourdes podría definirse ?como una emprendedora sustentable. A los 19 años empezó su búsqueda, cuando junto con el padre de su hija Mora se mudó ?a Villa Los Aromos, también cerca de Alta Gracia. Allí se acercó ?a la cerámica y luego a las plantas medicinales. Luego se separó, ?se mudó a Buenos Aires y se convirtió en instructora de yoga. “Todo tiene que ver con todo”, define. En la Capital profundizó sus conocimientos básicos sobre plantas medicinales y ese fue el germen de las cremas que hoy crea y comercializa con su propia firma.
Luego, de vuelta por los parajes cordobeses que rodean a Alta Gracia, conoció La Rancherita, una pequeña localidad con perfil ecológico. Allí se dedicó a la permacultura y construyó su propia casa de barro, que le demandó cinco años. El techo, por ejemplo, se montó con ladrillos de paja prensada de 30 por 30 centímetros.

De feria
Hoy, su foco está puesto en la agroecología. Ella lo relaciona con esa historia de vida: “El yoga tiene como destino espiritual la reconstrucción social. Uno aporta a eso desde donde se siente más cómodo. Yo me siento cómoda en este lugar”, expone.
Cinco ediciones de la Feria Agroecológica en Alta Gracia fueron promovidas por Luli, con el apoyo del municipio de esa ciudad. “Empecé a ver que tenía un montón de gente para invitar. Y así salió la primera gran feria”, recuerda entre sonrisas. Participaron más de cien productores de varias provincias, con promoción de comidas sanas, productos orgánicos e intercambio de semillas. “Había mucho más que alimentos: hasta sistemas de calefacción, piletas naturales, publicaciones, de todo”, detalla.

Alternativas
“La agroecología tiene un carácter interdisciplinario, multidimensional y estratégico por su conexión con otros campos del conocimiento. Constituye una disciplina clave para abordar el estudio y el análisis de sistemas complejos de producción con miras a una agricultura sustentable”, explica sobre estas prácticas el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta). Se trata, entre otros puntos, de un modo de producir alimentos sin usar agroquímicos.
“Intento mostrar una alternativa de vida”, destaca Lourdes, quien durante un año se ocupó de la siembra y la cosecha de trigo, y también experimentó con el tabaco. Pero no fue fácil. Comienza cada jornada a las cinco de la mañana para realizar todas sus tareas. “Y muchas veces, a las cuatro”, avisa.
Vive en un campo familiar que fue productivo, pero que en la década de los ’90 decayó. Ahora, asume la reconstrucción. Sin energía eléctrica disponible, espera la instalación de un panel solar, que le permitirá colocar cuatro luminarias, la carga de un celular y de la computadora.
La tarea desde la agroecología es compleja: dos plagas azotaron sus plantaciones y combatirlas sin agroquímicos fue duro.
“Primero nos agarró un pulgón en el trigo, y usé para combatirlo un purín de ortiga; se puede usar ajo o tabaco. La ortiga le daba la sanación completa a la planta y el pulgón no iba a venir más. Se tuvieron que hacer tres aplicaciones a mano, con mochilita. Tanto laburo también tiene que ver con que no tenemos las herramientas, la tecnología ”, detalla.
En el tabaco, una plaga de langostas mató cien de las 500 plantas que tenía. La combatió con tierra de diamotea. “Ahora, en el invierno, voy a volver a hacer trigo. La siembra se hace con maquinaria. Las semillas son mías. Las anteriores las trajimos de otra granja agroecológica”, apunta.

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