25 oct 2015

Protección de las cuencas y el avance urbano



La Voz del Interior (25/10/2015)
Miedo al agua

Las trágicas inundaciones ocurridas en la provincia marcaron a los cordobeses. Se realizaron obras y se instaló un sistema de alerta temprana. Pero hay problemas por resolver: la protección de las cuencas y el avance urbano sobre los cursos de agua
Nadie sabe cuánto y dónde lloverá en los próximos meses. Sin embargo, parece haber una coincidencia casi generalizada entre los estudiosos del clima respecto de que Córdoba tendrá un verano con precipitaciones por encima de lo habitual. Las razones: el cambio climático y el fenómeno de “El Niño”.
El dato no generaría mayor inquietud si no fuera porque esta provincia lleva dos veranos seguidos con graves problemas causados por el exceso de lluvias. Los febreros de 2014 y 2015 generaron destructivas crecidas y persistentes inundaciones en varias regiones del mapa cordobés. El saldo más trágico fue el de este año: 11 muertos.
Los temores están a flor de piel, sobre todo en las poblaciones que ya fueron afectadas. Sin necesidad de inventar miedos, Córdoba debe estar preparada para prevenir otro evento extremo, que si no es este verano, tarde o temprano llegará.
¿Qué medidas se adoptan, se anuncian y aparecen como pendientes ante ese escenario? La gente pide megaobras como diques, pero no hay sitio en el mundo que evite los problemas que genera un diluvio. Lo que se puede es mitigar sus efectos con políticas preventivas.
Santiago Reyna, titular de la cátedra de Obras Hidráulicas y de la Maestría en Ambiente de la UNC, señala que, para este año, la única tarea posible “es estar advertidos y mejorar sistemas de alerta temprana” para prevenir peores consecuencias ante crecidas destructivas.
Y asegura que las grandes obras no deben ser la prioridad. “Es central el rol de Defensa Civil, provincial y municipales, en coordinación, porque la gente en áreas de riesgo debería saber cómo actuar ante una emergencia”, comenta.

Nuevo sistema
La Provincia presentó hace pocos días un nuevo sistema de alerta temprana que monitorea las lluvias en cerca de 90 puntos de Córdoba. Bien aceitado, será una pieza clave para ahorrar minutos que en una emergencia pueden significar vidas.
Está formado por las estaciones del Instituto Nacional del Agua (INA), de la Provincia y de otras instituciones. Incluye la centralización de toda esta información en un panel digital y el mantenimiento de los dispositivos por parte del INA, ya que algunos están en lugares recónditos, en las nacientes de los ríos y arroyos serranos.
“Con este sistema sabremos cuánta agua va a caer y dónde. Y con esa información podemos informar con precisión a los servicios de emergencias de las zonas afectadas”, puntualiza Diego Concha, director de ?Defensa Civil de la Provincia.
En la sala de monitoreo hay seis pantallas gigantes en las que se pueden ver la información en tiempo real de estos pluviómetros y datos sobre alertas, imágenes satelitales y de radares del Servicio Meteorológico Nacional (SMN). Según Concha, personal capacitado monitorea las pantallas las 24 horas y los siete días de la semana.
Los aparatos están distribuidos en todo el territorio provincial, aunque hay una mayor concentración en la zona serrana, donde las crecidas son torrenciales y demoran pocas horas en llegar a las localidades. Según la cantidad de lluvia caída en el momento, cambian de color. Los colores naranja y rojo indican que la precipitación es abundante como para generar una alerta.
A su vez, se pueden visualizar datos de la lluvia caída en las últimas tres horas y en las últimas 24 horas. Concha explica que esa información es clave para determinar el poder de absorción de los suelos. El personal de emergencia conoce, por su experiencia, cuándo puede ocurrir una crecida y de qué dimensión puede ser.
lgunas estaciones tienen medidores de nivel de caudal (ríos San Antonio, Cosquín, Anisacate y Mina Clavero), pero esta información aún no está integrada al sistema. Es un dato esencial para controlar las crecidas de los ríos y arroyos

Cuidar la cuenca
La amenaza está en el cielo, pero se siente en la tierra. En la zona de las Sierras, pocas horas separan una lluvia torrencial de una inundación devastadora. Las sugerencias más repetidas se enfocan hacia una mayor protección de las cuencas hídricas (suelos y vegetación serrana) para evitar que la erosión por uso ganadero, desmontes e incendios acelere las crecidas e incremente los sedimentos.
Sierras Chicas es una de las regiones con el ambiente más degradado. Entre 2004 y 2013, se incendiaron 75 mil hectáreas de bosque y se talaron otras 8.600 hectáreas más.
Para el mediano plazo, Reyna sugiere revisar el avance urbano sobre la planicie de inundación y sobre la cuenca. “Hay que evitar que se ocupen las costas de ríos en áreas de crecidas”, plantea.
Otra vez, el mal ejemplo son las Sierras Chicas: más de 400 kilómetros cuadrados de los 1.760 kilómetros que conforman el territorio oriental de esta región están urbanizados o en proceso de urbanización, según un estudio del geógrafo Joaquín Deón.
Otra herramienta imprescindible y poco usada por las localidades es el mapa de riesgo hidrológico.
Se realiza a partir de las marcas que deja el agua en las rocas y el suelo y con documentación y relatos de pobladores históricos de inundaciones pasadas.
Se zonifica el ejido municipal en sectores que pueden estar afectados por crecidas catastróficas (que puede ocurrir cada 50 años), extraordinarias (una por década) y ordinarias (de frecuencia casi anual).
Se utiliza para diseñar los planes de evacuación y para determinar dónde se puede construir y dónde se deben dejar espacios verdes que sirvan como pulmones para mitigar los efectos de una crecida.

Aviso a las autoridades
En zonas urbanizadas y de crecidas torrenciales, además de tener información de la lluvia caída, es vital poder difundirla de manera rápida y eficiente. El nuevo sistema de alerta temprana de la provincia mejora notablemente este proceso.
“La comunicación que antes se realizaba por handy y teléfono, ahora también incorpora dos vías más, SMS y WhatsApp, que se realizan de manera casi automática y de una sola vez”, explica Ignacio Gei, subsecretario de Tecnologías de la Información, dependencia que diseñó el sistema.
Para automatizar este paso, la Subsecretaría de Recursos Hídricos asoció cada pluviómetro con las localidades costeras que se verían afectadas por una eventual lluvia torrencial detectada por ese dispositivo.
Y luego se vincularon los contactos telefónicos de las autoridades y servicios de emergencia de esos municipios para generar un sistema de avisos casi automático. El operador del sistema puede enviar el mensaje de alerta con sólo un clic.

Orden de evacuación
Una vez que se tiene la información y se comunica a las autoridades, llega el momento de ordenar o no la evacuación. Concha aclara que la orden debe darla cada municipio, el cual debe tener su Defensa Civil y comité de emergencia, también un plan de evacuación.
El funcionario reconoce que no todas las localidades tienen bien aceitada esta etapa. De hecho sólo la mitad de los 427 pueblos y ciudades de Córdoba cuenta con juntas locales de Defensa Civil. “Estamos asesorando y capacitando a los municipios para que creen su comité de emergencia y sepan cómo deben actuar”, asegura.
El sistema de alerta temprana también prevé la instalación de sirenas en Sierras Chicas y Jesús María. “Serán 29 y podrán ser activadas por la Defensa Civil de cada localidad. Mina Clavero ya tiene sirenas activas para los bañistas”, explica.
Tras dos veranos complejos, este año se ha hecho algo más que en otros para mitigar emergencias hídricas. Pero parece insuficiente ante un escenario climático complejo. Los expertos entienden que la adaptación para estos eventos debe ser una prioridad de gestión de hoy a 20 o 30 años. Una prioridad de los gobiernos y de la sociedad.

Las inundaciones pasadas
Zona afectada. Entre los veranos de 2014 y 2015, las zonas más afectadas por crecidas e inundaciones fueron las cuencas de Sierras Chicas y del río Jesús María y todo el arco este de la provincia, desde el sur hasta el norte, con cientos de miles de hectáreas bajo agua, sobre todo en los departamentos San Justo, Marcos Juárez y Unión. También la cuenca baja del río Ctalamochita (Tercero) generó complicados desbordes en Bell Ville y Villa María.
Lluvia histórica. El 15 de febrero llovieron 270 milímetros sobre Sierras Chicas, en apenas ocho horas. Es un registro muy inusual, que estadísticamente no debiera repetirse en mucho tiempo en la misma zona. Pero el clima no se rige por estadísticas.
De golpe. En 2014, en un sólo día, ingresaron al lago San Roque 67 millones de metros cúbicos de agua, cuando ese dique repleto puede contener 200 millones. Embalse, el mayor lago cordobés, entre el 14 de febrero y el 20 de marzo de 2014 recibió dos veces su volumen lleno.

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Tres fenómenos climáticos complotan para que la temporada sea lluviosa

Se prevé un poderoso “Niño” que se asocia a más precipitaciones en el este provincial. Se suman perturbaciones en la Antártida y los efectos del cambio climático.
Los pronósticos mundiales coinciden en que este verano el fenómeno climático conocido como “El Niño” será uno de los más poderosos de la historia. Esta es una mala noticia para Córdoba, especialmente para el este provincial, ya que este evento meteorológico está asociado a más precipitaciones en esa región.
“El Niño” consiste en el calentamiento de las aguas ecuatoriales en el océano Pacífico. En años anteriores ha provocado graves consecuencias sociales y económicas en todo el mundo.
Según un análisis histórico del Servicio Meteorológico Nacional (SMN), durante el trimestre de octubre a diciembre, “El Niño” favorece la recurrencia de lluvias sobre lo normal en el Litoral, región Pampeana y norte de la Patagonia.
“El fenómeno ‘Niño’ provoca más precipitaciones en el este de la provincia, porque está asociado a un aumento importante de las precipitaciones en el Litoral y Santa Fe”, sostiene Sandra Barreira, meteoróloga del Servicio de Hidrografía Naval.
Por su parte, el pronóstico del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) señala que para el período noviembre-enero hay un 45 por ciento de probabilidades de que las lluvias sean superiores a las normales para el sur de Córdoba, y de un 50 por ciento para la mitad norte de nuestra provincia.
Barreira explica que también se esperan varias perturbaciones en la Antártida, región que modela todo el clima en el Hemisferio Sur.
“Se prevé la formación de varios sistemas de baja presión en la Antártida, lo que puede traer aún más precipitaciones en el este de Córdoba, que se expandirían hacia el centro. También provocaría más lluvias en la zona de Cuyo en el verano, lo que puede influir en el extremo oeste de Córdoba”, detalla.
Es decir que el aire caliente del norte, asociado a “El Niño”, se va a encontrar con varios frentes fríos desde el Polo Sur, lo cual provocará más precipitaciones.
“También puede aumentar la intensidad de la precipitación en Córdoba. Más agua en menos tiempo. Este periodo de inestabilidad duraría hasta marzo”, explica Barreira.

Cambio climático, presente
Por su parte, un estudio realizado por el Centro de Investigaciones del Mar y la Atmósfera (Cima) de Conicet evaluó los cambios observados en algunas variables climáticas en el periodo 1960-2010 del país.
En Córdoba, detectó una disminución en las precipitaciones de 50 milímetros en el promedio anual para el norte y oeste provincial, y un incremento de 100 milímetros en el sur.
Pero también determinó un aumento en las lluvias máximas durante cinco días. En el centro de la provincia el incremento fue de 14 milímetros y de cinco, en el norte y el sur.
“Se evidencia una concentración de la pluviosidad al norte de Córdoba (arriba del paralelo 31,5º S), sumado a un escenario de mayor torrencialidad, el cual es más intenso en la zona central de la provincia. Esto puede provocar inundaciones, lo cual configura una amenaza en términos económicos y sociales”, se lee en el informe que ejemplifica con las inundaciones de febrero pasado.
Respecto de las temperaturas, el estudio detectó un aumento en las mínimas y un descenso en las máximas en la provincia. En definitiva, un clima más tropical.

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