15 may 2015

Editorial La Voz: La desidia en grado extremo

La Voz del Interior (15/05/2015)
La desidia en grado extremo

El incumplimiento de la orden judicial de mitigar la contaminación de la planta de tratamiento cloacal de Bajo Grande es un acto de irresponsabilidad por parte del Estado municipal y provincial.
Son reiterados los informes que advierten acerca de la situación de alto riesgo sanitario que viven muchos habitantes a raíz de los efectos contaminantes de la planta de tratamiento cloacal de Bajo Grande, ubicada en la zona de Chacra de la Merced, en el extremo este de la ciudad de Córdoba.
Una conjunción de factores viene a demostrar una vez más la teoría del Estado ausente, a cuyos funcionarios no parece importarles que peligre la salud de las personas. La historia se repite: una estación colapsada que deriva líquidos crudos aguas abajo del río Suquía y décadas de quejas de vecinos desairados por las promesas incumplidas de los gobernantes, tanto de la órbita provincial como de la Municipalidad.
La inoperancia de ambas administraciones se agrava aún más dado que existe un fallo de la Justicia provincial, de julio de 2014, por el cual se resolvió que la Municipalidad de la ciudad de Córdoba y el Gobierno provincial debían poner en marcha un plan de “mitigación” de los efectos contaminantes en la población producidos por la central de Bajo Grande.
Un informe de este diario publicado el pasado lunes vuelve a poner en evidencia el estado calamitoso que presenta el curso de agua del río Suquía en esa zona por los efluentes cloacales sin tratamiento (o con mínimas dosis de cloro) que bajan sin control desde la planta depuradora.
Huelga señalar que la medida judicial no se cumplió, salvo algunos relevamientos de rigor. El juez actuante había requerido, entre otras diligencias, elaborar un mapa sociodemográfico y encuestas de factores ambientales de riesgo para determinar la población afectada por la contaminación hídrica.
Además, se debía instalar un cordón sanitario preventivo y poner en marcha un riguroso control de malezas en las adyacencias de la planta. El resultado de la recorrida de este diario por el sector fue concluyente: todo sigue como entonces y las aguas servidas no dejan de contaminar.
Surgen aquí algunos interrogantes: ¿la Justicia ejerció el debido control y el seguimiento de las falencias estructurales por reparar en la planta y de las acciones preventivas para mitigar la contaminación, como había ordenado? Si no se cumplió con la disposición judicial, ¿quiénes son los responsables y cuál el camino por seguir?
Referentes de entidades ambientales de Córdoba coinciden al respecto. “La contaminación que se realiza sistemáticamente desde Bajo Grande no puede quedar impune”, razona el biólogo Federico Kopta.
Son tiempos de campañas electorales y de candidatos dispuestos a prometer hasta lo irrealizable a cambio de un voto. Nunca más oportuno para echar una mirada sobre esa zona periférica, saturada por la contaminación y los malos olores que deben soportar a diario cientos de cordobeses olvidados.

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