14 may 2015

Editorial de La Voz: Una universidad para todos

La Voz del Interior (14/05/2015)
Una universidad para todos

Es preocupante que en los ámbitos académicos de la Universidad Nacional de Córdoba se reiteren las muestras de intolerancia a la discusión abierta y plural sobre temas científicos.
La discusión de temas ambientales y de cultivos genéticamente modificados no es un debate nuevo en el ámbito de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Sin embargo, en las últimas semanas alcanzó un grado inusitado en la virulencia, con amenazas físicas incluidas.
El ámbito universitario es el espacio adecuado donde la razón y las ciencias deben predominar sobre prejuicios o falsas creencias. En la época medieval, mínimos conocimientos, teñidos por el credo de la religión, se reservaron para castas y grupos religiosos que –en el Renacimiento– debieron ceder a la discusión de nuevas ideas.
La cuatricentenaria Casa de Trejo no es hoy el espacio adecuado en el que cuestiones como la biotecnología, la transformación genética de las semillas y de los alimentos puedan discutirse en un ambiente de respeto, más allá de las ideas que profesen los distintos grupos de estudio.
En 2014, bajo la presión de ambientalistas que agredieron a autoridades universitarias, el Consejo Superior de la UNC derogó el acuerdo que había firmado la Facultad de Ciencias Agropecuarias con la empresa multinacional Monsanto, para analizar la eventual contaminación que produciría la planta que la compañía pretende levantar cerca de la ciudad de Monte Cristo.
En fecha más reciente, y luego de que la Facultad de Ciencias Médicas declarara carente de valor científico un estudio sobre la calidad de vida en Monte Maíz, ese cuerpo académico no pudo tratar la posibilidad de abrir un sumario administrativo para deslindar responsabilidades de los docentes universitarios y alumnos que participaron de ese informe. También aquí actuaron grupos ambientalistas y universitarios radicalizados, que tienen una acérrima oposición al uso de transgénicos y agroquímicos.
Esos mismos núcleos se hicieron presentes el viernes último en la Sala de las Américas de la Ciudad Universitaria, donde el divulgador José Miguel Mulet iba a ofrecer una conferencia sobre “Mitos y debate: del campo a la mesa”.
Mulet y las autoridades de la UNC decidieron suspenderla luego de que el científico español anunciara que recibió amenazas de muerte. Más de un centenar de personas que habían concurrido a la presentación fueron virtualmente echadas del auditorio por un puñado de fanáticos.
La intolerancia a la discusión científica ha escrito otro repudiable capítulo en la Casa de Trejo, cuyas autoridades se encuentran maniatadas por las actitudes y apoyos de estos grupos, que impiden el debate racional. En este caso, como en los mencionados, el Rectorado no se ha pronunciado públicamente contra el uso de la violencia física y verbal de tales activistas.
La historia y los logros científicos y docentes que construyeron el prestigio de una de las universidades más emblemáticas de Latinoamérica no pueden ser sobrepasados por la intolerancia y la irracionalidad.

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