19 mar 2015

Investigadores de la UNC cuental el porqué de la desastre



La Mañana de Córdoba (19/03/2015)
Investigadores de la UNC determinan las causas de la inundación

Determinaron que la descontrolada urbanización en proximidades a orillas de los ríos y el desmonte de bosque nativo fueron claves para la catástrofe. Identificaron además más de 1.000 hectáreas de riesgo “alto” y “extremadamente alto”, donde están ubicadas casas, comercios y las instituciones.
Después que pasó la tragedia, que el agua bajó y los vecinos ya regresaron a sus hogares, comienza la peor etapa. La del duelo por lo perdido, la de tratar de rescatar lo poco que se pueda entre tanta destrucción.
En este contexto, la Universidad Nacional de Córdoba realizó un estudio en la cuenca de los ríos Ceballos y Saldán sobre las causas de la inundación.
El avance descontrolado de la frontera urbana y el desmonte de bosque nativo eran señalados como factores de estos riesgos. Ya desde entonces, miembros del Equipo de Ordenamiento Territorial del Instituto Superior de Estudios Ambientales (Isea), autores de ese estudio, reclamaban la protección de esa cuenca hídrica.
Encabezados por Alicia Barchuk, este grupo de investigadores, junto a Víctor Díaz y Alberto
Daghero, dos miembros de las comunidades afectadas, acaba de finalizar un trabajo que explica por qué se produjeron las catástrofes que azotaron a la zona de las Sierras Chicas, luego de las lluvias que alcanzaron entre 270 y 300 milímetros en la jornada del 15 de febrero. El trabajo se enmarca en el proyecto de investigación “Efectos de los cambios de cobertura y uso de la tierra en cuencas hídricas en la provincia de Córdoba: impactos y riesgos socio-ambientales”, que cuenta con el aval de la Secretaría de Ciencia y Tecnología de la UNC (2014-2015).
El estudio determinó que las urbanizaciones en Sierras Chicas, tanto las antiguas como las actuales, están ubicadas en las zonas de mayor riesgo de inundación. A esto contribuyó el desmonte de bosque nativo. Según estimaciones del propio equipo del Isea, en siete años se perdieron dos mil hectáreas de bosque en esta zona. Los mayores riesgos de inundación recaen sobre las ciudades, porque el agua tiene pocos obstáculos en su recorrido. Y lo opuesto sucede en la zona de mayor cobertura vegetal.

La situación en Villa Allende
Los investigadores reseñaron en su estudio que “en las horas pico de la inundación del 15 de febrero, las calles centrales de Villa Allende se convirtieron en ríos. Esto tiene que ver, también, con la geografía de la región. La “puerta” de salida del agua de toda la cuenca es la ciudad de Villa Allende”.
Los especialistas denominan “pendiente” a la cantidad de declive de un terreno, su inclinación en relación con un plano horizontal. Por ejemplo, si en una zona hay 10% de pendiente, significa que el suelo se eleva 10 metros cada 100. Y la cuenca estudiada es una región de altísima pendiente. Ello se puede observar en el mapa de riesgo de esta variable donde se identifican miles de hectáreas con niveles de pendiente que van entre el 18 % y más del 60%.
En Río Ceballos, la inundación llegó hasta los dos metros de altura. Arrancó árboles de gran porte, destruyó viviendas, pasarelas, calzadas y muros costaneros. De esta forma, esta zona de las Sierras Chicas se convierte en una especie de “tobogán” por el que se desliza el agua de las lluvias, lo que se ve potenciado por la escasa cobertura boscosa y la gran presencia de piedras y superficie urbanizada que facilitan el escurrimiento del agua. En las zonas de baja pendiente, ubicadas mayormente en las ciudades, el agua tiende a estancarse.
Otra variable que aporta a una explicación integral de lo sucedido, es la altura en relación al mar. En las zonas altas, el agua baja rápidamente por el propio efecto gravitatorio. Y en las zonas bajas ocurre lo contrario, es más probable que se estanque.En las Sierras Chicas, evaluadas según la altitud de su terreno, es posible ver que las regiones más altas tienen mucho menos riesgo de inundarse que las más bajas. Los límites de altitud en que ocurrió el fenómeno se ubicaron entre 500 metros sobre el nivel del mar en Villa Allende y 800 en Río Ceballos.
El último aspecto que se midió es, quizás, la causa más importante de los desastres ocurridos. Se trata de las construcciones en proximidades de las orillas de los ríos y de los arroyos más importantes.
En ese sentido, resulta simple comprobar que la mayor densidad de urbanizaciones sigue el camino del agua. Ante una crecida intensa como la registrada, se verificó que el agua llegó hasta 300 metros de la margen de los cursos de agua (que fue incluso mayor en algunos puntos específicos). El impacto del agua decrece a medida que las urbanizaciones se alejan de los ríos.
El trabajo científico, próximo a publicarse en una revista especializada, se titula Evaluación posterior al desastre: impacto de las inundaciones ocurridas el día 15 de febrero de 2015 en la cuenca del Río Ceballos-Saldán.
Fue realizado por Alicia Barchuk y miembros del Equipo de Ordenamiento Territorial del Instituto Superior de Estudios Ambientales de la UNC, que vienen trabajando en la temática de cuencas.

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