25 ene 2015

Mar Chiquita volvió a subir por las lluvias




La Voz del Interior (25/01/2015)
Mar Chiquita volvió a crecer tras una década

En 2014, su nivel subió un metro gracias a las lluvias, según mediciones de la Provincia. Pero aún hay amenazas que hagan peligrar el destino de la laguna.
En 2003, la cota de Mar Chiquita llegó a casi 72 metros sobre el nivel del mar (msnm). Desde ese año, la laguna sufrió una bajante continua. Pero en 2014 llegó la crecida más importante de la última década. Pasó de 67,5 a 68,5 msnm.
La razón de esta subida fueron las excelentes lluvias en la cuenca del río Dulce, cuyos afluentes nacen en las cumbres Calchaquíes y en las sierras de Aconquija, en el noroeste argentino.
El destino del mar de Ansenuza está atado al clima, pero también al manejo que el hombre haga de la cuenca. Desde hace años se suceden denuncias de robos y desvíos de agua desde el embalse de Río Hondo (en el noroeste de Santiago del Estero) hasta su ingreso a Córdoba. La Provincia ha formulado quejas al distrito vecino.
Edgar Castelló, secretario de Recursos Hídricos de la Provincia, asegura que la demanda santiagueña no ha variado desde 2003 a la actualidad. “Casi siempre fue la misma. Los usos aguas abajo del dique varían entre 800 a mil hm3 anuales”, detalla el funcionario.
Según el funcionario, el gran impacto es generado por el sistema de riego cercano a las ciudades de Santiago del Estero y La Banda, aunque entiende que los productores están ganando en eficiencia con sistemas de riego por goteo y entubamiento de algunos canales.
“A la cuenca le impactan bastante los años secos en el noroeste argentino. Cuando el escurrimiento es escaso, es cuando observamos una merma en lo que ingresa a Mar Chiquita, como ocurrió en años anteriores”, asegura.

Mediciones
Según los registros de caudales ubicados en Paso de Cina (sureste de Santiago del Estero), en marzo del 2013 el caudal medido fue de 16,2 metros cúbicos por segundo (m3/s). En el mismo mes de 2014 la cifra se elevó a 36,1 m3/s.
La última medición brindada por la Provincia es del 27 de noviembre de 2014: 30,9 m3/s. En noviembre del año anterior, el caudal fue de 4,6 m3/s.
En febrero de 2014, la laguna legó a 67,4 msnm. “Luego descendió unos 45 centímetros, algo natural, producto de la evaporación. En la actualidad el nivel está cerca de 68 msnm”, detalla Castelló.
Según un acuerdo firmado hace años entre las provincias que conforman la cuenca del río Dulce, se debe garantizar que el 22 por ciento del derrame total de la cuenca ingrese a la laguna cordobesa.
“La cuenca tiene un caudal medio anual de 130 m3/s. Desde 2007, establecimos que ese 22 por ciento era en la entrada a Córdoba para evitar que se siga extrayendo más agua al sur del dique de Río Hondo. Ese porcentaje se está cumpliendo”, asegura Castelló.

Problemas
Desde 2010, la Defensoría del Pueblo de la Provincia de Córdoba está siguiendo la evolución de la cuenca. En 2012, cerca de Los Telares (Santiago del Estero) detectaron un trasvasamiento del río Dulce al Utis y de este al Saladillo del Rosario.
La Defensoría asegura que este fenómeno es “perjudicial para la zona de riego natural del noreste de Córdoba y para el caudal del afluente del Mar Chiquita”.
El informe agrega que gracias a estos trasvasamientos se amplió la zona de riego de Santiago del Estero con la consecuente pérdida del caudal.
“El problema puede llegar a ser grave. Hay que abrir el paraguas antes de que llueva”, alerta Gabriel Mumenthaler, director de Medio Ambiente de la Defensoría.
Castelló explica que la Provincia realizó varias inspecciones terrestres cerca de Los Telares. “Hay movimientos de suelo para derivar agua hacia otro lado, pero el mismo río se vuelve a acomodar. Hay obras clandestinas, pero no hay un robo del agua con mayúsculas”, detalla.
Por su parte, Daniel Di Giusto, asesor de la Defensoría, señala otra preocupación: las represas que planea construir Tucumán en los ríos Medina y Gastona, que confluyen en el embalse de río Hondo, donde se forma el Dulce.
“Las autoridades tucumanas indicaron que podrían usarse para riego, lo cual le restaría agua a la cuenca”, apunta.

Su formación y las consecuencias de su desaparición
Joven laguna. Mar Chiquita se formó hace 30 mil años. En 2000, se logró declarar sitio Ramsar, un humedal de importancia internacional. Eso implica un compromiso de Argentina para realizar un plan de manejo y conservar las especies que viven y llegan a la laguna.
Fauna. En la región de Mar Chiquita y los Bañados del Río Dulce, habitan unas 300 especies de aves, 35 especies de reptiles y mamíferos como nutria, zorro, aguará guazú y puma, entre otros. Tres de las seis especies de flamencos que hay en el mundo viven en la laguna.
Riesgo. El riesgo de que se seque está latente. Pasó con el Mar de Aral. Era tres veces más grande que Mar Chiquita hasta que crearon un sistema de riego que en menos de 20 años lo redujo a menos de un tercio. Entre 2003 y 2013, Mar Chiquita fue bajando 40 centímetros por año.
Ausencia. Si Mar Chiquita no estuviera, se generaría un efecto de cama solar como en la zona de las salinas: mucho calor y más sequía. Al bajar el nivel, aumenta su salinidad, lo cual afecta a la flora y fauna acuáticas. La laguna también sirve para descontaminar el agua que llega desde las zonas urbanas por los ríos Suquía, Xanaes y Dulce. Además, por su paisaje, Mar Chiquita tiene un potencial turístico muy importante.

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Los taponamientos en los bañados del río Dulce

Cuando el río baja, en la zona de los bañados se producen taponamientos, pero son normales en los cursos que forman deltas.
Santiago Barra hace más de 50 años que recorre el río Dulce desde el Paso de Cina hasta la desembocadura en la laguna Los Porongos y en Mar Chiquita. Asegura que las inundaciones de la década de 1970 ensancharon el río y arrastraron sedimentos que comenzaron a taponar el cauce.
“Pasó de ser manso a ser un río bravo. Los sedimentos comenzaron a formar muros de contención y taponamientos aguas abajo del Paso de Cina. El agua llega hasta allí y luego no pasa. Esto ocurre desde hace 15 años”, relata Barra, quien es vendedor de ropa.
Enrique Bucher, biólogo de Conicet y la Universidad Nacional de Córdoba, quien trabaja desde hace años en Mar Chiquita y los Bañados del Río Dulce, asegura que es un fenómeno normal.
“El bajo río Dulce, cerca de su desembocadura, crea un típico delta como los del Nilo y el Mississippi. El agua pierde velocidad, los sedimentos que trae precipitan y bloquean el cauce, que entonces busca salir por los costados”, explica.
El investigador detalla que en épocas de poco caudal esos diques bloquean el curso. “Pero el agua seguirá saliendo por otro lugar. Es un proceso absolutamente normal y esperable en los deltas”, comenta.
Bucher entiende que sería inútil realizar una canalización, ya que en poco tiempo se volvería a taponar y destaponar en forma bastante aleatoria.

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Grafico: Vaivenes en nuestro mar 

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