29 sept 2014

La Provincia a su suerte cuando hay crecientes grandes



La Voz del Interior (29/09/2014)
Córdoba, en déficit para prevenir crecidas severas

El equipamiento existente es insuficiente y atrasado. Está en marcha un plan de la Provincia y la UNC para sumar instrumental, que prometen culminar en 2015.
Córdoba tiene un insuficiente y atrasado sistema para registrar lluvias, por lo que carece de estadísticas confiables de precipitaciones en todo su mapa. Tampoco tiene un sistema integral de alerta de crecidas de ríos, para prevenir emergencias. A eso, suma que no cuenta con un radar que pueda anticipar tormentas severas con precisión, como se hace en otras regiones del mundo e incluso del país.
En ese marco, algunas medidas para mitigar ese déficit se han puesto en marcha y otras se anuncian, a partir de convenios entre la Secretaría de Recursos Hídricos de la Provincia y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC). Si el plan se cumple, en algo más de un año Córdoba estaría en mejores condiciones de anticipar las crecidas de sus ríos, adelantar la ocurrencia de temporales y contar con estadísticas que permitan mejores diagnósticos sobre precipitaciones.
El deterioro no está sólo marcado por no haber incorporado equipamiento en las últimas décadas, sino porque además el viejo existente se fue desmantelando. Un ejemplo: hasta los años ’80 había entre 500 y 700 pluviómetros en Córdoba, a razón de uno por cada estación de ferrocarril, entre otros sitios. Al derrumbarse el sistema nacional ferroviario, casi nada quedó de aquello.

Por hacerse
Edgar Castelló, secretario de Recursos Hídricos de Córdoba, dijo que está en marcha un programa mediante un convenio con el Laboratorio de Hidráulica de la UNC para la instalación, operación y mantenimiento de nuevo equipamiento.
Juan Pablo Brarda, director de Recursos Hídricos, precisó que entre 2014 y 2015 se colocará instrumental que permitiría “mejorar la alerta temprana sobre crecidas de ríos y optimizar la información estadística disponible de lluvias”. Parte de la aparatología ya se adquirió y algo ya se instaló.
Brarda citó que se comenzaron a instalar 21 limnímetros, que miden el caudal de ríos e informan en tiempo real a una central de monitoreo. Algunos de ellos han sido colocados en los ríos Quinto, Dulce y Tercero.
También se sumarán 18 pluviógrafos, que miden lluvia caída y envían también datos al instante sobre precipitaciones, que se colocarán en las cuencas serranas más críticas.
Esos equipos presentan dos dilemas que tratan de salvar. Uno es que para enviar información al instante requieren energía, en sitios que por lo general no cuentan con red eléctrica, por lo que debe apelarse a paneles solares o baterías. El otro es evitar el vandalismo, porque al estar en puntos remotos se facilita su destrucción. “En cada caso se instalarán con tejido perimetral y protecciones, pero cuando hay intención de destruir, no hay modo”, planteó Brarda.
“Para que funcionen como alertas, necesitaremos poder ajustar los equipos para que entreguen una señal continua y eficiente”, advirtió como desafío Castelló. El sistema de comunicaciones que se utilizará es un punto aún por resolver, junto con técnicos de la UNC.
Hasta ahora, Córdoba sólo tiene un sistema de “alerta temprana” para advertir crecidas en el río San Antonio, que desemboca en el lago San Roque. Lo opera el organismo nacional Cirsa, que también tiene un equipo sobre el río Cosquín, en la misma cuenca, y otro en La Suela, afluente del Anisacate, que tributa al rio Segundo. A esto, se suma un sistema de alerta del municipio de Mina Clavero, para el río que lo atraviesa.
Las alertas son más necesarias en la zona serrana, por la rapidez con que se generan crecidas en pendiente. La más trágica que se recuerde fue la del arroyo Noguinet, en San Carlos Minas, hace 22 años.

Sumados
En el último año, la Provincia incorporó 37 estaciones hidrometeorológicas, en diversos puntos, que miden lluvias y caudales potenciales.
También se colocaron (en Capital y Salsipuedes), dos de siete estaciones meteorológicas (que miden temperatura, humedad, vientos y otras variables climáticas). Las otras cinco se instalarán en las zonas de Río Cuarto, Alta Gracia, Marcos Juárez, Laboulaye y Río Seco. Esas estaciones se suman a las ocho que, sin mayor tecnología, en Córdoba opera el Servicio Meteorológico Nacional y a las tres del Inta.
El último punto son los sencillos y económicos pluviómetros, recipientes que sólo miden lluvia caída pero requieren de alguien que cada día los revise. Según Brarda, unos 400 se están incorporando y serán de utilidad para tener una estadística más global y confiable de las precipitaciones en Córdoba.
Castelló acotó que, a la vez, se firmará un convenio con la Bolsa de Cereales de Córdoba para intercambiar datos con la red de pluviómetros que opera esa organización, con objetivos más agropecuarios.
El monitoreo de toda la información del sistema lo haría Recursos Hídricos, aunque lo relativo a crecidas y tormentas se compartiría con Defensa Civil, según se indicó.
Para estar a tono con un modelo de prevención moderno y preciso, Córdoba necesitaría un radar meteorológico, del que hoy carece.

Un radar meteorológico en la UNC
Anuncio. La UNC anunció en 2006 que en su predio se instalaría un radar meteorológico Doppler. No hay ninguno en Córdoba y existen apenas nueve en el país. Aunque demorado, recientemente se ratificó el proyecto y los elementos están en construcción.
Alcance. Un radar de ese tipo permitiría pronosticar en un radio de 400 kilómetros (alcanzaría para todo el mapa cordobés), la ocurrencia de tormentas de lluvias, vientos y granizos. Sería de marcada utilidad para anticipar temporales severos, con mayor precisión respecto de intensidad y zona afectable que las actuales advertencias del Servicio Meteorológico Nacional, muy generales y para grandes zonas. Ese radar, junto a otros para diferentes provincias, forma parte de un plan demorado pero ratificado por el Ministerio de Defensa.

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Controversia por los medidores de caudales

La última crecida del río Ctalamochita (valle de Calamuchita), en febrero pasado, aún es motivo de polémica con relación a la incorporación de estos instrumentos hídricos.
En la Secretaría de Recursos Hídricos de Córdoba niegan que la decisión de incorporar esos medidores de caudales en ríos esté ligada a los desbordes y problemas por la creciente del río Ctalamochita (Tercero), ocurrida en el último verano cordobés.
“La decisión estaba tomada de antes. En todo caso, esos sucesos de febrero y marzo demuestran la necesidad de sumar equipamiento”, señaló Juan Pablo Brarda, director de Recursos Hídricos del Gobierno provincial.
En el área de Villa María, Villa Nueva y Bell Ville, donde la creciente inundó sectores urbanos y generó numerosos daños, hubo voces que pusieron en duda la eficacia del manejo de los diques sobre este río, en Calamuchita, y cuestionaron la información oficial disponible durante las crecientes.
“En apenas 12 horas se llenó el lago Embalse, cuando le entraron 150 hectómetros cúbicos de agua de los 500 que tiene repleto. Y del 14 de febrero al 20 de marzo le ingresaron mil hectómetros, o sea el volumen de dos lagos llenos. Es imposible detener semejante caudal, por más diques que haya”, insistió Brarda.
Recientemente, se realizaron trabajos de reparaciones y reordenamiento del cauce dañado sobre el río en Villa María y ahora se ejecutan en Bell Ville.
La inusual crecida del río más caudaloso de Córdoba, cuyo antecedente anterior se remonta a 25 años atrás, dejó en evidencia además que en algunas ciudades se avanzó en urbanizaciones sobre áreas que son potencialmente inundables por el río desde hace siglos.

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