28 sept 2014

La minería dinamita cuevas y pictografías milenarias



La Mañana de Córdoba (28/09/2014)
Dinamita sobre la historia de la provincia

Arrasan con valiosas cuevas y pictografías milenarias en el departamento Minas para extraer granito. El 90 por ciento de ese sitio arqueológico cordobés está en riesgo de desaparición. Graves problemas con los explosivos que se utilizan.
Es, quizá, el mayor golpe ecológico y cultural que está ocurriendo en el centro del país. Y se continúa repitiendo y agravando todos los días, frente a la mirada pasiva de las autoridades, que no reaccionan ante la violación cotidiana de las leyes.
En el departamento Minas, en el oeste de la provincia, cada día se detonan docenas de explosivos que contribuyen a la destrucción y desaparición de pinturas y grabados que, en algunos casos, tienen miles de años de antigüedad y son parte del más valioso patrimonio histórico, arqueológico y cultural que conserva este sector del continente.

A metros de los aleros
Este diario recorrió el lugar hace pocos días y pudo ver cómo las empresas de extracción de granito están detonando explosivos y maniobrando maquinaria pesada apenas a dos o tres metros de los aleros y cuevas con pictografías, que no cuentan con protección alguna y ni siquiera están señalizadas.
Esos mismos muros de piedra, que sobrevivieron durante siglos a la acción del agua y el viento, han sufrido en estos últimos años el vandalismo de personas que escribieron sobre los dibujos milenarios, los rasparon con herramientas, hicieron fuego bajo los aleros o los utilizaron como baños.
Las pictografías de la zona incluyen figuras de animales como llamas, cóndores, ciervos, lagartos y ñandúes, la mayoría de las veces acompañadas con guardas y motivos geométricos.
Los arqueólogos, basándose en los hallazgos de puntas de flechas, raspadores o morteros en los alrededores de los aleros y bajo las cuevas, creen que fueron realizadas por grupos de diferentes épocas.
Algunas pictografías serían la evidencia de la presencia de pueblos de cazadores precerámicos, y otras, más nuevas, de los pueblos agroalfareros que encontraron los conquistadores españoles cuando llegaron a esta región del continente varios siglos después.
Cada día que pasa, este patrimonio se va deteriorando y desapareciendo. Según un relevamiento hecho en la década de 1970 por el arqueólogo Carlos Romero, en la zona existen 60 sitios con pinturas y grabados.
Hasta el día de hoy, la provincia de Córdoba jamás cartografió los lugares. En un relevamiento más reciente realizado en 2006 y 2007 por los antropólogos Alfonso Uribe y Soledad Ochoa, sólo se alcanzaron a detectar 43 aleros (con 450 figuras), de los cuales apenas 19 estaban registrados en la Agencia Córdoba Cultura. Esta zona arqueológica tiene una superficie aproximada de 21 kilómetros cuadrados.

Lugar descuidado
Hoy, la situación no sólo no ha mejorado, sino que sigue empeorando. El área de Patrimonio Cultural de la Provincia ni siquiera cuenta con un simple relevamiento vía GPS para saber cuántos son y dónde están los lugares que deberían haberse protegido desde hace décadas.
El encargado actual del área, Fernando Blanco, dijo que el Gobierno proyecta organizar un corredor cultural en el área y que, como parte de esa iniciativa, se apuntaría a revalorizar el patrimonio arqueológico.
La misma iniciativa había sido anunciada hace siete años, en 2007, pero no se llevó a  cabo.
La responsabilidad por esta situación, junto con el área de Patrimonio, es de la Secretaría de Minería de la Provincia.
Esa secretaría está a cargo de Darío Luna, quien explicó a este diario que hace sólo seis meses que está al frente del área y que en este tiempo comenzaron un relevamiento en el que participa el antropólogo Uribe, “para llevar adelante la demarcación y el amojonamiento de las pictografías y obligar a todos los mineros a que realicen un trabajo georreferencial previo de los bienes arqueológicos de cada zona. La idea es que esto sea obligatorio”.
En ninguna de estas dos áreas de gobierno parecieron tener conocimiento de que existe una ley nacional y un decreto provincial que prohíben específicamente la continuidad de esa actividad extractiva junto al patrimonio arqueológico.
La necesidad de actuar sobre el lugar es urgente, ya que hace siete años, cuando Uribe y Ochoa hicieron su relevamiento, ya se encontraba en riesgo directo el 88 por ciento de los sitios arqueológicos de esa zona, porque se situaban en las proximidades de las explotaciones mineras.
Antes de que comenzara la extracción del granito, todos estos “sitios exhibían un grado de conservación aceptable”, dijo el dúo de antropólogos en su trabajo sobre las representaciones rupestres en el noroeste de Córdoba, publicado en el sitio Arqueoweb en  2008.
Habitantes de la zona de La Playa contaron a este diario que una de las cuevas con pictografías, que incluía el dibujo de una serpiente grande, fue usada para el estacionamiento de camionetas de empleados de una de las empresas mineras, hasta que un día cedió y se partió en pedazos.

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Más Información:

- “Los mineros andamos como delincuentes”
- Vulnerar la ley, una vieja costumbre
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