22 jun 2014

Piedras Blancas recargadop



Día a Día (22/06/2014)
Enterrarán basura en Piedras Blancas hasta 2016

Plan B. El municipio trabaja en el relleno sanitario para “estirar” al menos 20 meses su vida útil. El Surrbac reclama que está en malas condiciones ambientales, pero la comuna lo desmiente. Día a Día recorrió el lugar.
Cuando se abrió, en abril de 2010, hasta un cartel en su ingreso anunciaba que el enterramiento de Piedras Blancas, ese donde Córdoba y otras localidades dejan a diario 2 mil toneladas de basura, era “provisorio” y debía cerrarse al año. Y según los pronósticos oficiales varias veces enunciados, a esta altura ya debería estar agotado.
Pero ahora la Municipalidad trabaja sobre otro escenario: acondicionar el predio de 60 hectáreas, ubicado 12 km al sur de la ciudad, para que pueda recibir unos mil millones de kilos de basura más. Esto es, según confirmaron las autoridades, “estirar” su vida útil al menos 20 meses, hasta inicios de 2016; y más allá del final de los mandatos de Ramón Mestre y José Manuel de la Sota. Según se precisó, ya se solicitó a Crese –que opera Piedras Blancas– diagramar un plan a ese plazo.
El escenario no fue buscado, insisten los funcionarios, sino que se impuso como plan forzoso, ante la demora del proyecto regional de montar un nuevo enterramiento que pueda recibir y tratar la basura del Gran Córdoba en los próximos 20 años. Según ese plan, Cormecor, la sociedad integrada por Córdoba y otros municipios, debe asumir la gestión del predio definitivo, para el que ya se demarcó un enclave (un lote de 270 hectáreas cercano a Bouwer y otro de acopio en Juárez Celman) y se comprometieron fondos (la Gobernación prometió expropiarlos). Pero la intendencia capitalina y la Provincia son los verdaderos motores de ese proceso, que perdió su impulso inicial al promediar los mandatos de Mestre y De la Sota y luego de la crisis ambiental desatada por el caso Monsanto. Por lo bajo, el municipio señala que se diluyó la “voluntad política” de su par para “mudar” la basura –un tema que siempre genera rechazos– antes de las elecciones de 2015, y admite que sólo no puede motorizar el proyecto.
Alejado el horizonte de mudanza, sólo queda seguir enterrando en Piedras Blancas la basura que la ciudad y alrededores generan a ritmo imparable. Sumando complicación al escenario, el gremio de los recolectores, Surrbac, denuncia una serie de deficiencias operativas en el manejo del predio que “ponen en riesgo a los empleados” y causan daño ambiental. Gabriela Faustinelli, secretaria de Ambiente municipal, negó eso e insistió en que “se gestiona respetando los parámetros legales”, y que además existe un monitoreo regular con mediciones de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN).
20 meses y hasta 36. “Para ampliar la capacidad operativa del predio, encaramos dos medidas. Una ya se hace: mover parte de la tierra acumulada en el lugar a Bouwer, donde sirve para rellenar la última fosa usada en el viejo enterramiento . La otra ya fue acordada con Epec, que debe realizar la obra, y consiste en correr una línea de 132 mil voltios que hoy cruza el lote e impide ocupar un tercio”, explicó Faustinelli.
Sebastián Roca, subsecretario de Ambiente, acompañó a Día a Día en un recorrido por el relleno y explicó que la tierra acumulada allí suma 2 millones de m3 (es una gigantesca montaña que insume unas 16 hectáreas), y fue extraída al excavar la fosa donde se dispone la basura. Aunque parte de ella es usada en el sistema de enterramiento –se intercala en capas con los residuos–, la gran mayoría no se consume, acumulándose en el lugar. “Tenemos que mover 600 mil m3 para lograr un diagrama de fosa lógica para 20 meses de uso”, precisó. Hoy, el municipio continúa cavando y corriendo tierra para extender la fosa, que terminará tomando un recorrido en “U”. La mudanza de tierra implica un gasto importante –del que no se dieron precisiones– ya que se lleva en camiones que deben completar una vuelta de 18 km a Bouwer.
Moviendo una magnitud mayor de tierra y logrando el traslado de la línea de alta tensión, se estima que Piedras Blancas podría acondicionarse para 36 meses de uso más, esto es, hasta mediados de 2017. Sin embargo, el plan oficial, que incluye un proyecto de cierre con el armado de un parque verde en el lugar, llega ahora a los 20 meses.
Lixiviado en calesita. Fuera de los desafíos de extender el uso del predio, su actual operatoria es blanco de polémica. Los delegados del Surrbac en el lugar remarcan problemas que los preocupan. Uno es el manejo de los “lixiviados”, los líquidos que desprende la basura, que se siguen generando aún enterrada y crecen por el agua de lluvia que se filtra al suelo. Las autoridades admitieron que ese caudal no es extraído del lugar y llevado a otro sitio para ser tratado, tal como se hacía al inicio, sino que es “recirculado” en forma permanente por el sistema de cañerías que lo hace escurrir de la fosa: se toma de un lado con camiones atmosféricos, y se vuelve a inyectar por otro. Es decir que el líquido se mantiene dando vueltas. Alejandro Chincarini, jefe de división del predio, señaló que es un “sistema que puede usarse”. Lo mismo remarcó Faustinellí: “Recircular el lixiviado es una tecnología válida”, dijo. El Surrbac insiste en que constituye una fuente de contaminación externa y para los empleados del lugar.
El piso subió 8 metros. Otro punto sensible es cuan “arriba” se está yendo al enterrar basura. En el acta compromiso firmada por Daniel Giacomino con vecinos de la zona al abrir el predio, el municipio se comprometió a no sobreelevar el nivel del terreno más allá de un metro; es decir, ir sólo hacia abajo, y con eso limitar el volumen de desechos. Sin embargo, y debido a que el lugar se viene usando más tiempo del pensado inicialmente, esa “cota de proyecto” ya se sobreelevó llegando hoy a los 8 metros por sobre la superficie original del lote. Los funcionarios consultados insistieron en que técnicamente este recurso es válido y que los monitoreos (de agua, gases y lixiviados) que realiza la UTN en el lugar dan en parámetros legales y que al cerrarlo, el sitio será parquizado.
Qué es el relleno saniatrio. Consiste básicamente en una gran fosa –la mayor profundidad llega a 15 metros–, cuyo interior está cubierto por una membrana de polietileno de 1,5 mm que la impermeabiliza, restringiendo la filtración de líquidos de la basura al suelo. Allí, los residuos domiciliarios, industriales, restos de poda y algo de escombros son tirados, distribuidos y compactados contra el suelo. Sobre ellos, se tiran capas de tierra que también se compactan. El lugar se va llenando con ese sistema de capas sucesivas hasta una altura determinada (ahora está en 8 metros sobre el suelo), hasta que es tapado con la capa final y más ancha de tierra, susceptible de parquizarse luego. La fosa tiene un sistema de cañerías por las que escurren lixiviados (líquidos que despide la basura), y tubos de venteo que liberan el gas que esta genera.

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