22 abr 2014

Cambio climático, arbolado y transporte

La Voz del Interior (22/04/2014)
El cambio climático y la lucha de los vecinos de la Núñez

Por Romina Picolotti - Presidenta del Centro de Derechos Humanos y Ambiente (Cedha), exsecretaria de Ambiente de la Nación.

Lo que cuestionamos es precisamente la decisión política de talar árboles en una ciudad donde la calidad del aire está muy por debajo de los niveles recomendados por la Organi­zación Mundial de la Salud.
Se hizo publico el quinto informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés). El informe –titulado “Cambio climático 2014. Mitigación del cambio climático”– es el tercero de los tres presentados por los grupos de trabajo que, junto con un informe de síntesis a publicarse en octubre, constituyen el quinto informe de evaluación del IPCC sobre el cambio climático. “La ciencia nos transmite un mensaje claro: para evitar interferencias peligrosas en el sistema climático, no podemos seguir con el statu quo ”, comentó Ottmar Edenhofer, uno de los copresidentes.
Limitar el aumento de la temperatura media global a dos grados implica reducir las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero respecto de las de 2010 entre un 40 y un 70 por ciento para mediados de siglo y hacerlas casi desaparecer para finales del mismo período. “Se puede conseguir un futuro que esté dentro de los límites fijados por el objetivo de los dos grados... Si no se sigue posponiendo la mitigación...”. En definitiva, la inacción tiene importantes costos asociados. Es preciso actuar de inmediato.

Reducir emisiones
Según el informe, una mitigación ambiciosa en un escenario de cre­cimiento global de tres por ciento implicaría una reducción de 0,06 puntos porcentuales por año. Ede­nhofer reconoció que esta presunción no tiene en cuenta los beneficios económicos de evitar catástrofes climáticas.
El informe reconoce la exigencia de modificar los actuales patrones de inversión, especialmente en lo que respecta a los sectores de energía y transporte.
Es posible y necesario desarrollar políticas públicas que nos permitan avanzar en la reducción de emisiones y, al mismo tiempo, promover el desarrollo económico. Un ejemplo son las políticas de mejora de calidad de aire.
Si implementamos políticas de reducción de carbono negro, mejoraría enormemente la calidad de aire que respiramos en las ciudades y, al mismo tiempo, contribuiría de forma sustancial a la mitigación del calentamiento global.
Resulta oportuno destacar que este mes la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que la polución atmosférica se cobra siete millones de vidas al año en países en vías de desarrollo.
Asimismo, las políticas que reduzcan el ozono troposférico (O3) tienen beneficios considerables para la agricultura, dado que la presencia de ozono troposférico reduce de manera notable el rinde de las cosechas. Además, el O3 tiene un gran poder de calentamiento global.

Falta de políticas
A esta altura, el lector se preguntará si nuestro país cuenta con una política de calidad de aire o de reducción del O3. La respuesta es no. Si bien en 2007 se inició una política de Estado a nivel federal en este sentido, a partir de 2009 fue totalmente abandonada.
En cuanto a la Municipalidad de Córdoba, no sólo no cuenta con una política de calidad de aire sino que además pretende dedicarse a la tala de árboles en la avenida Rafael Núñez, pese a la resistencia de los vecinos. Mas aún, los vecinos han plantado árboles para reemplazar los ejemplares que la Municipalidad ha talado y los funcionarios arrancan los ejemplares nuevos.
No criticamos aquí el empecinamiento de los funcionarios en llevar adelante un decisión política; por el contrario, nos parece loable. Lo que cuestionamos es precisamente la decisión política de talar árboles en una ciudad donde la calidad del aire está muy por debajo de los niveles recomendados por la OMS.
Es nuestro deseo que este empecinamiento en llevar adelante la tala en la Núñez se transmita a desarrollar una política ambiental que permita respirar aire limpio a los ciudadanos cordobeses.

En sentido contrario
Por supuesto, el antes mencionado informe –elaborado por 235 científicos reconocidos a nivel mundial– sugiere la forestación y evitar la tala como unas de las princi­pales acciones que deben realizar los gobiernos. Reducir la conta­minación local del aire es otra de las medidas mencionadas en el Informe.
Para avanzar como país, como sociedad, es necesario incorporar a la ciencia como fundamento de nuestras políticas públicas; de lo contrario, vamos a la deriva o nos sometemos a la discreción del gobernante de turno.
Nos preguntamos, entonces, cuáles son las bases científicas para ordenar la tala de árboles. No comprendemos por qué la implementación de esta medida se ha realizado casi a escondidas de la gente. Tampoco entendemos la falta de información y el atropello frente a la necesidad de la población de comprender el porqué de una decisión del Ejecutivo municipal.
El informe identifica a la no tala y a la forestación como uno de los pilares para avanzar en la mitigación del calentamiento global con el beneficio adicional de depurar el aire que respiramos.
Aquí no hay opción. Simplemente, la Tierra es el único planeta que podemos habitar y es imposible dejar de respirar. Las políticas públicas y las decisiones políticas deben al menos enmarcarse en esta realidad incontestable.
Lo más sensato sería que la Municipalidad dé marcha atrás en la decisión de talar árboles en la Núñez y proponga un proyecto alternativo en consonancia con la ciencia. Todos nos podemos equivocar; los ciudadanos valoramos cuando quienes nos gobiernan reconocen el error y corrigen sus políticas.

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