18 ene 2013

Monsanto resistida también en Río Cuarto

El Puntal de Río Cuarto (18/01/2013)
Monsanto ratificó su instalación en Río Cuarto y cuestionó a la UNRC


El vicepresidente de la compañía señaló que la casa de altos estudios debería informarse y transmitir a los vecinos la verdad sobre lo que se hará. En la ciudad está casi lista la nueva planta experimental
Después de lograr la aprobación para iniciar las obras de la planta de clasificación de semillas en el municipio de Malvinas Argentinas, cerca de la capital provincial, la multinacional Monsanto ratificó ayer el avance del proyecto para la estación experimental de Río Cuarto. Pero además, la compañía, la más grande a nivel mundial en el negocio de los transgénicos, cuestionó a la Universidad Nacional que en la sesión del Consejo Superior del 27 de noviembre rechazó la instalación de la empresa en la ciudad.
El vicepresidente de Monsanto Argentina, Pablo Vaquero, recordó que “recibimos la llamada de un grupo de estudiantes de Agronomía de la Universidad para participar de una visita y puedan ver cómo funciona la estación experimental de Fontezuela -en el partido bonaerense de Pergamino- que es donde está la otra planta de ese tipo. Evacuaron las dudas y sabemos que escribieron una carta al Consejo -Superior- de la Universidad expresando su sorpresa por la posición de esa institución que fue tomada sin informarse y sin conocer lo que se iba a hacer. Esperamos que hacia adelante, y dado que se trata de la Universidad de Río Cuarto, con quien hemos realizado distintos tipos de trabajo de investigación, tome el rol de informarse y pueda transmitir a los vecinos lo que realmente se va a hacer en la estación de Río Cuarto”, disparó el directivo de la empresa.
La Universidad había emitido un comunicado declarándose en “alerta” a fines de octubre y luego dio otro paso en rechazo a la planta, un mes más tarde.
“Eso tiene más que ver con una postura política e ideológica que no tiene que ver con lo que nosotros estamos haciendo en la estación experimental ni en la planta de clasificación de semillas. Que es válida también, pero es una discusión que es de otro ámbito, y no tiene que ver con la seguridad puntualmente de ninguna de las dos plantas”, remarcó Vaquero en una nota realizada en el programa radial Café Digital que se emite por el 91.9.

¿Qué tareas piensan realizar en la estación de Río Cuarto?
Nosotros trabajamos con experimentación de materiales desde el año 1956 en la zona de Sampacho, en el campo, con híbridos que tienen resistencia a males que son muy característicos de la zona como es el “mal de Río Cuarto” en maíz. Con lo cual no es nuevo lo que vamos a hacer. La diferencia es que esta vez vamos a instalar un lugar donde van a estar nuestros investigadores con sus maquinarias ahí, pero toda la experimentación a campo se va a realizar a más de 30 kilómetros de esas oficinas y galpones. Por lo tanto no hay problemas de que se realice algo específico en esos lugares más que analizar la información y tener contenidas ahí las herramientas y equipamiento para la siembra que se realiza en el campo.

¿No será un laboratorio?
No. Los loteos nuestros que tienen que ver con investigación científica están en otros lugares, en St. Louis por ejemplo, en Estados Unidos. Acá lo que habrá son herramientas de siembra, de cosecha, algún equipo para analizar la semilla, como su peso, y algunos parámetros cualitativos fáciles de realizar. Pero nada de investigación avanzada, eso no se realiza en Argentina.

¿Cuáles son los plazos previstos para que comience a operar?
Una vez que esté construida y se entregue a Monsanto y los científicos que están en el campo podrán comenzar a trabajar inmediatamente. Hoy están trabajando pero la base de operaciones no está en Río Cuarto sino que está en Fontezuela. El edificio está en construcción y hay un convenio para que se entregue terminado. La fecha de finalización todavía no la tenemos definida y la próxima semana tenemos una reunión agendada por ese tema.

Con respecto a la planta de Malvinas Argentinas, Vaquero destacó que “va a trabajar con semillas de maíz que van a venir del campo, se las va a secar para sacarle la humedad correspondiente, se las va a separar del marlo, van a una torre de clasificación para separar por tamaño para que la siembra posterior sea más fácil, se le dará un tratamiento de insecticida y fungicida para que la semilla esté protegida en el momento de la siembra, se embolsa y se envía a destino. Ese es todo el trabajo de la planta, que si bien es muy sencillo, es a gran escala y por eso el volúmen tan importante de inversión.

Pero hay temor a contaminación por la aplicación de esos fungicidas e insecticidas...
Hubo distinto tipo de comentarios desde que comenzamos con los trámites de instalación. Los últimos son referidos al tratamiento de semillas que se hace de manera profesional en un lugar cerrado y donde los residuos que quedan son llevados por camiones especiales a una disposición definida por el gobierno. Nada queda en la planta y no hay entonces ninguna posibilidad de que quede residuo.

¿No habrá emanaciones tóxicas de esa planta?
No habrá emanación de ningún tipo de esa planta.

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El rechazo del Consejo Superior de la Universidad

La polémica entre la empresa multinacional Monsanto y la Universidad Nacional de Río Cuarto comenzó hace tiempo, con una serie de definiciones que las autoridades de la casa de altos estudios realizaron en contra del modelo de agronegocios representado por esa firma. Pero se intensificó a fines de octubre cuando el Consejo Superior se declaró “en alerta” tras conocer los planes de inversión en la ciudad y luego, cuando directamente emitió una resolución de ese cuerpo colegiado de gobierno rechazando la radicación de la empresa.
En la sesión del 27 de noviembre, el Consejo Superior expresó públicamente “el desacuerdo respecto de la instalación de las empresas multinacionales del monopolio del agronegocio, en particular Monsanto, en Río Cuarto”, señaló en el artículo séptimo de la resolución 284, aprobada por el Consejo Superior por amplia mayoría. Monsanto había anunciado en junio la instalación de una planta se semillas en Malvinas Argentinas y dos estaciones experimentales.
“El modelo (agropecuario) acentúa gravemente los procesos de concentración de riquezas (...) Existe una profunda y creciente desaparición de productores pequeños y medianos, generando año a año tanto explotaciones más grandes como aquellas conocidas como pooles de siembra, que minimizan la participación de la mano de obra en la obtención del producto y optimizan la oportunidad de inversión financiera, convirtiendo a la actividad agropecuaria en un instrumento de especulación financiera”, señaló el documento.
Pero además, la Universidad rechazó en aquella oportunidad la instalación de Monsanto y se comprometió a revisar los convenios con las “empresas multinacionales del agronegocio”, destacando al mismo tiempo su “voluntad política” de orientar la educación a las prácticas socioambientales, la agroecología y la soberanía alimentaria.
La Universidad detalló trabajos científicos que confirman la “erosión y pérdida de materia orgánica” que provoca el modelo agropecuario, la contaminación del agua, el desmonte (que se acentuó en los últimos años y que evidencia la falta de controles desde el Estado). “Si todas las universidades hubiéramos alertado sobre lo que pasaba en barrio Ituzaingó podríamos haber evitado todas esas muertes”, había dicho el rector Marcelo Ruiz.

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