10 dic 2012

La necesidad de espacios verdes para los niños

El Puntal de Río Cuarto (10/12/2012)
“Se necesitan más espacios verdes en la ciudad para la recreación infantil”


Así lo expresó la licenciada Adriana Galfré quien manifestó la importancia de favorecer un desarrollo psicomotriz óptimo en los primeros años de vida. La actividad física y el juego tienen un rol fundamental
“La palabra sedentarismo deriva de sedentario, que se refiere a la persona que en su vida practica poco movimiento, es decir, permanece muchas horas sentado, acostado o de pie. Todos sabemos que la falta de movimiento no es saludable en ninguna etapa de la vida, pero pensemos cuán perjudicial podría ser si se tratara de un niño o un joven en plena edad de desarrollo, cuando está formando la armadura que sostendrá su ser toda la vida”, así comienza a explicar cuán importante es el desarrollo motor en la persona la licenciada Adriana Galfré, kinesióloga y fisioterapeuta, magíster en Neuropsicología.
- ¿Cuál es la principal preocupación que surge en base a este cuestionamiento?
- Si bien existen reglas que responden a la maduración del niño, que es biológica e innata, también es cierto que si el medio no le ofrece las posibilidades para realizar dichas experiencias, los aprendizajes pueden verse afectados. Si se reduce la actividad física en el período madurativo específico para adquirir esas habilidades y determinados aprendizajes, el niño pierde la facilidad para adquirirlas, es decir, las funciones nerviosas pueden quedar sin efecto si nada incita al niño a utilizarlas.

Fases de desarrollo
Da Fonseca, en su libro Aprendizaje y desarrollo motor (Moral Sánchez, 1994), sostiene que la motricidad es el medio por el cual la conciencia se construye y se manifiesta. La misma conduce al desarrollo del cerebro. Sin movimiento no hay desarrollo ni pensamiento.
“Por alguna razón el desarrollo adecuado de la motricidad constituye una vía para el desarrollo intelectual, siendo la base de la comunicación y de las actividades sociales del hombre”, añadió la licenciada.
- ¿Cómo se analizan las etapas del desarrollo psicomotor infantil que pueden verse afectadas?
- Da Fonseca ofrece una aproximación muy interesante con respecto a este tema. El autor sostiene que desde una perspectiva psico-biológica se desarrollan cuatro fases de desarrollo: la del movimiento, la del lenguaje, la perceptiva-motora y la del pensamiento. Cada una de ellas tiene una trayectoria definida y es el sustento para la siguiente. Todo se manifiesta desde lo simple a lo complejo y evoluciona desde lo general a lo específico.
Para la profesional, es preciso ofrecerle al niño el mayor número de estímulos relacionados con la maduración y el aprendizaje de cada etapa.
En el mismo sentido, María Virginia Rovere, profesora de Educación Física y psicomotricista, sostuvo: “Creo que desde pequeños los niños deben recibir estímulos para poder realizar actividades en diversos campos, conocer varias opciones para incrementar su bagaje psicomotriz, algo de música, algo de plástica, algo artístico, algo motriz. Mientras más conozcan, más oportunidades tendrán de desarrollarse plenamente y descubrir qué es lo que realmente les gusta”.

La importancia del espacio
Ambas profesionales coincidieron al afirmar que es muy importante poder ofrecerle a los niños un lugar, un espacio adecuado para jugar, ya que es mediante el juego como logran prepararse para la vida.
“Los chicos necesitan espacio para correr, saltar, treparse, colgarse, gritar, ensuciarse con tierra, con arena o mojarse con agua. Esto no sólo desarrollará sus aptitudes psicomotrices sino también su rendimiento cardio-respiratorio y muscular y la circulación periférica, entre otros beneficios”, dijo Galfré.
Sin embargo, actualmente, el ritmo de vida y los factores socio-económicos son algunos de los determinantes existentes para que esto no pueda darse de manera óptima. “El hecho de que los niños y adolescentes de esta época no tengan la misma predisposición para la realización de actividades físicas como sucedía con aquellos de su misma edad hace 30 años atrás y más, es un fenómeno multifactorial. El impacto de las nuevas tecnologías, incluidas las computadoras y el celular; la falta de seguridad; la transmisión de conductas, hábitos y valores diferentes; la ausencia de los padres, e incluso los abuelos por cuestiones laborales y la falta de espacios adecuados, son algunos de esos factores”, expresó Rovere.

- ¿Cuál es el diagnóstico que realizan desde su experiencia personal con respecto al tema del espacio en particular?
A.G: - Las viviendas cada vez se construyen más pequeñas, son departamentos o casi no tienen patio; a las veredas o a la calle no se puede ir por el intenso tráfico y la preocupante inseguridad. Nuestra ciudad parece crecer vertiginosamente sin tener en cuenta la necesidad de “pulmones verdes” para sus habitantes. Son muy pocas las plazas, en su mayoría pequeñas. Si una mamá deseara llevar su hijo a aprender a andar en bicicleta, probablemente debería ir en auto y para eso necesita disponer de mucho tiempo. El niño necesita hacer ejercicio, jugar y descargar energías todos los días
M.V.R: - Hay pocos espacios verdes en la ciudad y muchos de los que existen no están en óptimas condiciones. Como no existen las medidas de seguridad necesarias para que el niño se pueda manejar de manera independiente, el adulto, al estar pendiente de la integridad del niño, termina limitando u obstruyendo su capacidad de juego.
Lograr el desarrollo pleno a nivel psicomotriz en la infancia depende de múltiples factores. Uno de ellos está relacionado con las posibilidades que ofrece el medio en cuanto a espacios disponibles a nivel público. “Se debería poder contar con lugares de este tipo, y en buenas condiciones, en todos los barrios de Río Cuarto, para que nadie quede excluido”, finalizó Galfré.

Desarrollo psicomotor infantil
Desde una aproximación psico-biológica, el autor Vitor Da Fonseca divide el desarrollo psicomotor infantil en cuatro fases.
La primera, del movimiento, se da hasta el año de vida y se basa en la exploración sensomotriz. El niño desarrolla habilidades para el desplazamiento y manipulativas. Finaliza cuando adquiere la posición bípeda y logra caminar solo.
La segunda, del lenguaje, comprende desde los 2 a los 4 años. En ella el niño ya tiene la capacidad de comprender frases familiares e inicia su experiencia pre-verbal. La motricidad se centra en actividades de desplazamiento, prensión y suspensión.
La tercera, perceptiva-motora, tiene lugar desde los 4 a los 7-8 años. El pequeño comienza a comprender el mundo por experiencia práctica, el lenguaje se desarrolla con amplitud y relaciona el espacio y el tiempo.
La última fase, de pensamiento, se da desde los 7-8 años hasta los 13 años, el niño comprende el mundo por procesos mentales cada vez más abstractos. Perfecciona aprendizajes motores complejos e integra las fases anteriores.

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