31 oct 2012

Cuenca Salí-Dulce y Mar Chiquita

La Voz del Interior (31/10/2012)
Deberes propios y ajenos

 
La contaminación producida por los ingenios y otras empresas tucumanas no es la única deuda ambiental que debe saldarse en la cuenca Salí-Dulce y en Mar Chiquita.
Córdoba también tiene que hacer sus deberes. Los ríos Suquía y Xanaes también desembocan en la mar. Estudios demostraron que sus aguas llevan restos de agroquímicos como endosulfán, aldrien y dieldrin. En el río Suquía también se detectó la presencia de bacterias fecales provenientes de la planta Bajo Grande, que trata los efluentes cloacales de la ciudad de Córdoba.
Además de la calidad, hay un problema de cantidad. Todos los cursos de agua necesitan asegurar un caudal ecológico que garantice la supervivencia de los ecosistemas asociados. Es el caso de los bañados del río Dulce, al norte de la mar, donde habitan aves migratorias únicas.
Hace un año, Córdoba le reclamó a Santiago del Estero que deje de extraer agua de la cuenca. Esta no es destinada a uso humano, sino al riego de campos logrados sobre la base de desmontar zonas de bosque chaqueño semiárido.
También hay denuncias contra la megaminera Alumbrera, que transporta por un ducto un concentrado mineral desde la boca de mina, en Catamarca, hasta Tucumán. Allí lo seca y el agua que se le extrae es arrojada a la cuenca.
En 2004, un estudio de Gendarmería confirmó la presencia de cianuro en este canal, y en 2007 la propia Secretaría de Minería de la Nación reconoció que contenía metales con valores por encima de los permitidos. La denuncia fue presentada por el fiscal federal tucumano Antonio Gómez.
Si la Corte interviene, quizá sea el puntapié inicial para que todos hagan sus deberes.

Ver Noticia On Line


Más Información:

- El saneamiento del Salí-Dulce, a la Corte
.

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs