17 ago 2012

Monsanto mostró una planta parecida

La Voz del Interior (17/08/2012)
Monsanto mostró cómo será la semillera

A principios de 2014 funcionaría una parte de la torre clasificadora. El impacto ambientales muy bajo, aseguró su vicepresidente.
Balanzas, cintas transportadoras, tolvas, secadoras, calefactores, motores eléctricos, zarandas, mesas gravimétricas, silos, embolsadoras, depósitos. Todo es enorme y voluminoso, pero no hay grandes secretos industriales ni demasiada sofisticación tecnológica en la planta seleccionadora de semillas de maíz híbrido que Monsanto opera desde hace 18 años en Rojas, provincia de Buenos Aires.
El establecimiento es similar en funciones y tamaño al que la multinacional proyecta instalar en Malvinas Argentinas, con una inversión final a lo largo de seis años de 1.500 millones de pesos, de los cuales alrededor de 400 millones se colocarán en el corto plazo para la edificación que comenzaría en dos semanas.
Sólo el penúltimo eslabón del proceso, el curado de la semilla, puede exigir precauciones adicionales en materia de controles del sector público, ya que la protección final del grano se realiza con dosis de dos químicos: el insecticida clothianidin (conocido como Poncho) y los funguicidas trifloxistrobin (llamado comercialmente Nativo), metalaxil e ipconazole.
Las dosis que se aplican –según los directivos de Monsanto, “insignificantes”–, las precauciones y el manejo eventual de residuos constituyen quizá el único campo donde las reparticiones deberían centrar la lupa con mayor dedicación que el trámite normal que se aplica para habilitar cualquier industria. El resto, desde el punto de vista fabril, son hierros, cemento y manejo humano, como el de cualquier industria con procesos básicos.
Para mostrar lo que pretende hacer en Córdoba, la compañía invitó el miércoles a una decena de periodistas a conocer su planta en Rojas. “La de Malvinas Argentinas será gemela a esta”, explicó Guillermo Canepa, un cordobés responsable de la instalación bonaerense, quien detalló el proceso productivo. “Rojas y Malvinas serán los mayores productores de semillas de maíz del mundo”, aseguró. El volumen es la clave. Actualmente Monsanto pone en el mercado bajo la marca Dekalb unos cuatro millones de bolsas hechas. Con la planta proyectada se irá a 7,5 millones, en un contexto en el que la demanda del grano crece.
El recorrido no tuvo restricciones, todo se podía fotografiar y media docena de ejecutivos, entre ellos el vicepresidente de Monsanto Argentina, Pablo Vaquero, contestaban preguntas a agenda abierta. Un día antes, el lunes, el intendente de la localidad elegida, Daniel Arzani, había visitado el lugar acompañado por concejales, vecinos y docentes. “Me gustaría que venga (Raúl) Montenegro”, lanzó Vaquero, en alusión al titular de Funam, entidad que rechaza la presencia de Monsanto.
Paso a paso. El proceso de producción de semillas de maíz híbridas incluye siete etapas. La primera se desarrolla en el campo, con la siembra de unas 24 mil hectáreas entre agosto y octubre y la cosecha, sólo de las espigas hembra, que ocurre desde fines de diciembre hasta mayo. Cuando Malvinas funcione, se sembrarán alrededor de seis mil hectáreas adicionales.
La planta recibe diariamente unos 120 camiones con espigas, las que pasan al deschalado y selección, etapa que ocupa a la mayor cantidad de operarios con que cuenta la instalación, quienes mantienen el puesto durante los meses que dura la cosecha.
El cuarto paso es el secado. Las espigas llegan con una humedad del 30 al 33 por ciento y, mediante grandes ventiladores industriales con quemadores que funcionan con gas natural (son encendidos de noche y a contra estación, entre enero y mayo), se baja a un nivel del 13 por ciento, grado que facilita el desgranado.
La siguiente etapa es el almacenamiento, a la espera de su clasificación y curado en 96 silos, con capacidad para 25 mil toneladas. De acuerdo con los ritmos de producción programados, que tienen en cuenta las ventas de la empresa, ese maíz es clasificado en dos procesos. Por un lado por tamaño: redondo, chato, largo, corto, color o conformación. Y luego por densidad, para lo cual funcionan máquinas gravimétricas.
A partir de allí, la semilla de maíz pasa al curado, donde un sistema de tanques rotativos y dosificadores le aplican el insecticida, el funguicida y un polímero que la recubre con color verde a fin de que el usuario pueda distinguir que se trata de maíz no apto para el consumo humano. Según Canepa, por cada bolsa se aplican 31 mililitros de Poncho y 33 mililitros por tonelada de Nativo. Ambos son productos clase II moderadamente peligrosos.
El embolsado es la etapa final. Cada bolsa lleva unos 80 mil granos, que alcanzan para sembrar una hectárea.
En ninguna etapa del proceso productivo, salvo en el manejo del cultivo a campo, se utiliza glifosato, el herbicida que Monsanto produce bajo la marca Roundoup en Zárate.

Características
Proceso. Sobre una inversión de 1.500 millones de pesos proyectada para seis años, en la primera etapa Monsanto asegura que invertirá 400 millones.
Instalaciones. Con esos fondos construirá dos recibos para choclos, dos salas de deschalado, una secadora, silos, una sala de desgranado y la torre de clasificación que, si bien tendrá su fisonomía final, inicialmente funcionará en la mitad de su capacidad.
Consumo. Para el funcionamiento del parque eléctrico, la planta de Córdoba usará tres megavatios de potencia en el inicio de sus operaciones y hasta seis megavatios cuando trabaje con toda su capacidad. En cuanto al gas, los quemadores de los secadores de grano funcionan a contraestación, entre enero y mayo, siempre que sean necesarios por las temperaturas y de noche. Emplea unos 45 metros cúbicos de agua por mes (equivale a tres familias).
Contratistas. Entre directos e indirectos, habrá 80. El 75 por ciento de los insumos son de origen nacional. Dos tercios de las licitaciones realizadas hasta ahora han sido ganadas por firmas cordobesa.
Demanda. Para abastecerse de semillas, Monsanto necesita comprar el equivalente a unas seis mil hectáreas más de maíz híbrido transgénico en la región de Córdoba que actualmente siembran los productores.

El fantasma del glifosato
Monsanto cuenta con tres unidades de negocios: la producción de glifosato en Zárate, la semillera de Rojas y las semilleras para la producción de frutas y hortalizas. En la planta de Malvinas Argentinas no se prevé el uso de este herbicida para los procesos.

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Más información:

La Voz del Interior (17/08/2012)
- Según Vaquero, Cristina avaló el proyecto en Córdoba

La Mañana de Córdoba (17/08/2012)
- Directivos de Monsanto defendieron inversiones en la Provincia de Córdoba
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