16 jul 2012

El problema de estacionar las bicis

Día a Día (16/07/2012)
¿Dónde van a parar las bicis?

Pese a que hay ordenanzas que lo exigen, muy pocas playas de estacionamiento ofrecen espacios para guardar bicicletas. “También faltan lugares en dependencias públicas”, se quejan los usuarios.
Ya sea por conciencia ecológica o simplemente para ahorrarse unos buenos pesos en transporte, cada vez son más los vecinos cordobeses que deciden movilizarse al centro de la ciudad en bicicleta para trabajar, estudiar o hacer trámites. Incluso, es probable que la inminente llegada de las bicisendas a la zona universitaria acreciente el fenómeno.
Sin embargo, el incremento en el uso de este transporte sustentable enfrenta un cuello de botella. Y es que aunque la Municipalidad anunció que instalará “bicicleteros” a lo largo de las nuevas bicisendas, hoy escasean los lugares donde estacionar los rodados de forma segura en espacios cerrados.
El faltante subsiste a dos años de que el Concejo Deliberante promulgara la ordenanza 11.712 que obliga a las playas de estacionamiento privadas a destinar lugares para este tipo de vehículos. Y, en rigor, muchas no cumplen con la reglamentación municipal.
En las playas. “Hace un año hicimos un relevamiento en 70 playas del microcentro y la mitad no aceptaba bicis. Hoy seguimos prácticamente igual”, indicó a Día a Día Joaquín Piñeiro Picazo, integrante del colectivo Biciurbanos.
Un periodista de este diario comprobó el dato. Salió a buscar un establecimiento para guardar la bici y se encontró con que, por cada cinco playas, una sola prevé espacio para ese tipo de rodados. El resto no las recibe, o lo hace “de onda”, sin contar con la infraestructura adecuada o cobrando la misma tarifa que pagaría un auto o una moto. Entre las excepciones, están las playas de las grandes superficies comerciales. Paradójicamente, la mayoría no le cobra nada a los ciclistas.
“Cobrar 5 o 10 pesos la hora por estacionar una bici es una locura”, opinó Picazo y advirtió que desde la agrupación solicitaron modificar la ordenanza para que se exija que la tarifa no sea mayor al 10 por ciento de lo que paga un auto y que haya la misma cantidad de espacios para bicis que para automóviles.
“En Rosario y Buenos Aires ya funciona así. Acá, la ordenanza ni siquiera está reglamentada”, indicaron desde Biciurbanos.
Tampoco en entes públicos. Pero la ausencia de espacios para estacionar no solo se da en predios privados. También faltan en hospitales, bancos y casi todas las dependencias gubernamentales. “En la Municipalidad hay un ‘bicicletero’ con lugar para tan sólo 10 bicis, y como está escondido, cuando la dejás ahí te la roban”, explicó Adrián Cena, otro de los Biciurbanos que sufrió en carne propia la sustracción.
Las dependencias provinciales no están mejor: el flamante Centro Cívico, por ejemplo, no tiene ni un solo “aparcadero” de bicis. Semanas atrás un colectivo de ciclistas se quejó del olvido “atando” casi 200 bicis a las rejas del lugar.
“Pero el gran problema es la Ciudad Universitaria. Sabemos que ahí roban rodados a los estudiantes casi todos los días y sin embargo no hay lugar donde guardarlas. Hace unos días inauguraron la nueva playa de estacionamiento del Pabellón Argentina y no tuvieron en cuenta las bicis”, dijo Picazo, aunque aclaró que hay excepciones, como la UTN y algunas facultades.
“Está claro que los políticos no viajan en bicicletas; pero sería muy bueno que se entienda que los ciclistas debemos trasladarnos con seguridad y tener lugares donde estacionar nuestras bicis. Nosotros asumimos el riesgo del primer requisito, pero necesitamos que nos ayuden con lo segundo”, reclamó Picazo.

Consorcios “anti-bicis”
Para los ciclistas que viven en edificios, entrar y salir de casa con su “vehículo” suele ser un problema. Y es que siempre hay un vecino –o incluso un administrador– que se molesta cuando se sube o baja un rodado por las escaleras o el ascensor. Incluso, hay consorcios con cocheras que no habilitan el espacio para guardar este medio de transporte de dos ruedas.
“Hace unas semanas, una muchacha vino a plantearnos que el administrador del lugar donde vive le puso una multa de 350 pesos por entrar la bici al departamento”, dijeron desde Biciurbanos, quienes ayudaron a la ciclista a redactar una carta documento rechazando la sanción.
“Es el primer caso en el que asesoramos sobre el tema, pero sabemos que hay muchísimos casos similares”, aseveraron desde Biciurbanos, tras opinar que, en el fondo, aceptar a una bicicleta en el edificio es una actitud de buena convivencia.

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1 comentarios:

Unknown dijo...

me parece un muy buen trabajo el que están haciendo la gente de Bici-Urbanos. Creo que está muy alineado con la política de liberar el micro centro de automotores, mejorar la circulación y disminuir la contaminación .

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