29 abr 2012

Cerealeras de General Levalle contaminadoras

El Puntal de Río Cuarto (29/04/2012)
Vecinos viven encerrados debido a la polución y el ruido de las cerealeras

Sus casas están a 80 metros de dos grandes acopiadoras y sobre la avenida principal (San Martín). Aseguran que el problema es histórico y que a pesar de los reiterados pedidos, las soluciones no llegan
General Levalle.- Medio centenar de familias que tienen sus viviendas sobre dos de las principales avenidas de esta localidad, y a sólo metros del ferrocarril, por los constantes problemas que soportan por el funcionamiento de plantas acopiadoras de cereales.
Es que sólo una calle separa sus hogares de los silos de empresas, y por lo tanto durante todo el año deben soportar la polución cuando se carga o descarga cereal, el olor de productos de agroquímicos que se colocan a las semillas, y el constante ruido de turbinas o el golpe de los vagones de los trenes que a diario cargan en el lugar.
Estos vecinos viven sobre las dos avenidas principales de Levalle -San Martín y Francisco Martelli-, y es en ese sector donde además se concentra toda la actividad acopiadora que llevan adelante dos empresas.
“Las plantas quedaron en pleno centro de la localidad, y hay días que no podemos ni asomarnos a la vereda. Aún cerrando herméticamente ventanas y puertas, el ruido y el polvillo, nos afectan”, sostuvo una de las vecinas cuya vivienda está sobre calle San Martín. Se suma a ello el uso de productos agroquímicos para la cura y protección de las semillas que provocan olor y molestias en la salud. “Como el viento en la mayoría de los días es del sur, restos de estos productos llega a nuestras casa”, sostienen.
“Nuestros hogares se encuentran a escasos 80 metros de ellas, hay oportunidades que debemos cerrar herméticamente todas las aberturas de las viviendas por el intenso olor de los productos agroquímicos utilizados, que se intensifican cuando hay un operativo y los vagones quedan estacionados más de un día ,lo que hace que estemos continuamente respirando el polvo contaminado que ese cereal despide, sin contar que durante las horas de descanso el ruido que hacen las compuertas manejadas por los operarios en los vagones no permiten conciliar el sueño”, aseguran los vecinos de la avenida San Martín.

Sólo paliativos
Días pasados en una de las cerealeras hubo un inconveniente en el funcionamiento de unos equipos y gran cantidad de polvillo se esparció sobre las casas de las familias.
Cansados de esta situación, volvieron a reiterar su reclamo, pidiendo a las autoridades que intervengan. Según señalaron a PUNTAL, realizaron varias denuncias escritas y verbales ante las autoridades locales, recibiendo por parte de ellos y de su personal muy buena disposición y preocupación, “pero los resultados no se ven y cada vez son mayores los problemas que nos ocasionan”.
En cuanto a la intervención del área de Ambiente provincial, tampoco hubo mayores respuestas, salvo una inspección hace 60 días en la cual se le hicieron observaciones a las firmas para mejorar sus plantas; las que aún no se han visto plasmadas.
Sólo una de las plantas está incorporando filtros y equipos para evitar la expulsión al exterior de ruidos o polvillo; pero los vecinos temen que estas mejoras intensifiquen o amplíen la producción y con ello se multipliquen los problemas.
Aún así los vecinos señalan que dichas instalaciones deberían ser sacadas del ejido urbano, tal lo plantea la ley de Medio Ambiente.
Reclaman los habitantes una urgente solución a un problema que aseguran es histórico y sobre el cual hasta el momento sólo se dan paliativos.

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Aseguran que los controles y sanciones son insuficientes

El intendente Véliz dijo que se intimó a las firmas a adecuar las instalaciones. No obstante, los habitantes piden que las plantas se trasladen fuera del ejido urbano
Ante el reclamo de los vecinos de la avenida San Martín, el intendente Miguel Véliz, señaló que se actuó buscando una solución. “Nosotros hemos tomado intervención por el mal funcionamiento de dos cerealeras; en una de las cuales días atrás se produjo un importante escape de polvillo que llegó a las viviendas. Finalmente actuó la jueza de Faltas, que sancionó a la firma, la que ahora está trabajando para superar el problema”.
No obstante, recién en 30 o 40 días, los sistemas de filtros que una de las empresas está instalando serían habilitados. Mientras tanto los vecinos, aseguran que allí no termina el problema. “En estos días estamos viendo como una cerealera de las ya mencionadas, está introduciendo una ‘mejora’, pero creemos que ello va a implicar más polución ambiental, más ruidos molestos, más vagones de trenes, más olor”. Al tiempo que agregan que en esto no se está cumpliendo con la Ley de Medio Ambiente que determina que las plantas deben ser sacadas de los ejidos urbanos.
“Además a estas empresas se les cobra una multa o sanción, pero no son clausuradas, entonces el problema nunca logra resolverse”, sostuvo otra de las habitantes del sector.
Consultado sobre el particular, el intendente dijo que se está trabajando en una ordenanza para reordenamiento, pero admitió que las viviendas en el sector se construyeron posterior a la instalación de las plantas.
“Por el momento trabajamos para que las firmas optimicen las medidas de control y eviten contaminar. Al predio industrial no podemos trasladarlas porque ya no tenemos más terreno”, puntualizó.
Es así que se monitoreará el sistema que una de las cerealeras está instalando y, de dar buenos resultados, podría ser exigido a las demás plantas.
Las familias afectadas aclaran que no están en contra de las fuentes de trabajo sino que sólo pedimos que se hagan las mejoras correspondientes, “para vivir digna y saludablemente”.

Intensa actividad
Como tantas otras localidades en todo el país, General Levalle, se desarrolló en torno al ferrocarril, y por aquí transita uno de los ramales más importantes, cual es el San Martín.
En la actualidad son 8 los trenes que a diario recorren las vías rumbo a Mendoza y Buenos Aires, haciendo traslado principalmente del cereal y otras producción de esta zona.
En el caso de Levalle, se ha convertido en un “puerto seco”, acumulándose en una extensión de seis cuadras la gran mayoría de la producción cerealera de todo el sur cordobés, y en un sector altamente poblado que conforma el centro mismo de la comunidad.

Beneficios económicos y perjuicios para la salud
¿Quiénes se instalaron primero, las cerealeras o los vecinos?, es la pregunta que surje toda vez que se plantean problemas por la convivencia de vecinos con estas producciones.
Lo cierto es que la gran mayoría de las poblaciones del sur cordobés crecieron en torno del ferrocarril, y así también las acopiadoras encontraron allí el lugar apto para instalarse y explotar los beneficios del transporte de trenes.
Ante el incremento de la actividad agrícola y el intenso movimiento de semillas, comenzaron a advertirse los problemas que esto ocasionaba a los habitantes. Pero ya fue tarde, la falta de códigos urbanísticos y la dependencia económica de los pueblos de estas actividades conspiraron para que los inconvenientes se agudizaran.
Hoy el primer ente de control es el municipio que deben encontrar el equilibrio entre proteger la salud y el medio ambiente y , por el otro, asegurar una economía sólida y la continuidad de las fuentes laborales.
En medio quedan los vecinos, reclamando y viendo cómo sus problemas quedan inmersos en cuestiones burocráticas, falencias en los controles y más aún la actitud de empresas que hacen caso omiso a las normas legales que exigen la existencia de filtros o sistemas para evitar contaminar y que implican pequeñas inversiones en relación al volumen de la producción y ganancias que logran.

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