12 mar 2012

La necesidad de planificar un mejor uso del suelo

El Puntal de Río Cuarto (12/03/2012)
Advierten sobre la necesidad de planificar un mejor uso del suelo

Especialistas agropecuarios de la Universidad que pertenecen al servicio de conservación y de ordenamiento de la tierra aseguran que es fundamental e imperioso implementar la rotación de cultivos
El Servicio de Conservación y Ordenamiento de Tierras de la Facultad de Agricultura y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto presentó un informe técnico donde da cuenta de la necesidad de cambiar algunos hábitos en la utilización del suelo para evitar problemas como los que se desencadenaron en los últimos meses por el efecto de la sequía.
El estudio titulado “Enseñanzas de la Sequía” es un relevamiento realizado sobre los suelos del sur de la provincia de Córdoba, básicamente se ocupa de documentar los diferentes usos y prácticas de manejo del suelo y del agua por parte de los productores. A partir de esto, analiza sus efectos sobre los cultivos ante el fenómeno de la sequía y sugiere prácticas para aumentar la eficiencia del uso de agua, conservar el suelo y estabilizar la producción de los cultivos.
El ingeniero agrónomo Américo Degioanni es docente del departamento de Ecología Agraria e integra el equipo que elaboró este documento. En diálogo con PUNTAL, el profesional remarcó que recorrieron unos 600 kilómetros en todo el sur de Córdoba con el objetivo de dar “una opinión desde el conocimiento científico sobre el fenómeno de la sequía”.
“No se trata de una evaluación de daños, sino de dar una mirada sobre el impacto del flagelo de la seca de acuerdo con los distintos usos del suelo”, dijo Degioanni.

-¿Qué aspectos destacan de su relevamiento?
-Básicamente vemos que hay un proceso muy importante de variación climática que no es tenido en cuenta a la hora de planificar el uso de la tierra. Hoy en día existe una mayor variabilidad de las modificaciones climáticas. Un ejemplo es esto que pasó en los últimos meses. Tuvimos dos meses de mucha sequía y ahora, de manera consecutiva, tenemos dos meses donde se destacan precipitaciones generosas. Es más, hay algunos sectores del sur de la provincia donde están teniendo pequeñas luces de alarma ante eventuales inundaciones. En ese marco es necesario implementar nuevas formas de organizar la producción. La producción agrícola ha restringido mucho el tiempo en cuanto a la toma de decisiones, es decir, se piensa o se opera. Por eso creemos que hay que empezar a revertir esa situación y comenzar a pensar a mediano plazo, para darles la posibilidad a los suelos de acumular más agua.

-¿Cómo se logra ese objetivo?
-Para esto se requiere la aplicación de técnicas concretas. Hay que descompactar los suelos, porque el agua no penetra sino que escurre. Incorporar carbono en la tierra, o sea material orgánico. Y fundamentalmente establecer una adecuada rotación de cultivo. Son técnicas que se pueden aplicar, no es un procedimiento traumático.

-Si se hubiera realizado una adecuada rotación de cultivos, ¿se podría haber evitado la sequía?
-El eje de nuestro informe dice que si se hubiese realizado una planificación profunda de la utilización del suelo y una adecuada rotación de cultivos, el impacto de la sequía seguramente habría sido mucho menor. Esto que decimos está documentado. Nosotros fuimos recorriendo uno a uno todos los ambientes del sur de la provincia y en aquellos productores que han aflojado el suelo, aquellos que tienen una rotación equilibrada en cuanto a la cantidad de leguminosas, el impacto de la sequía ha sido menor.

-¿Cuál podría ser un ejemplo de esta situación que describe?
-Hemos visto maíces a 5 kilómetros de distancia. Uno de ellos con conservación de suelo y otro sin conservación. El que tuvo tratamiento pudo salvarse y hasta rindió bien, el que no recibió técnicas de mejoramiento está totalmente seco.

-¿Cómo evalúa el comportamiento del productor agropecuario?
-El productor en general tiene su visión dentro de su empresa, no lo estoy cuestionando, pero es así. Queda claro que debemos encarar debates con todos los sectores del agro para generar políticas de tipo global e incluir el problema de la variabilidad climática como eje. Es muy importante que el productor consulte a un especialista para que lo asesore en una visión a largo plazo. Hay que avanzar en una política de ordenamiento territorial. Es decir, por ejemplo, que se sugiera determinado tipo de cultivos para cada una de las zonas.

-¿Cómo analizan el fenómeno de la soja?
-Existe un suprasistema vinculado con el valor de los cereales que conduce a ese estado: hacer soja. Estamos a punto de culminar una tesis sobre el estudio del uso de agua en rotaciones de cultivos a largo plazo. La eficiencia menor del uso del agua se da cuando se repite siempre el mismo cultivo y ocurre lo contrario cuando hay una alteración entre diferentes tipos de cultivos.

-Esto también incluye al Estado nacional…
-Sí, por su puesto. El sector político algún día tendrá que hacer políticas agrarias en serio. Hay que sumar a todos los sectores y discutir hacia el futuro.

Alquiler de tierras
Otro punto importante que aborda este informe es la cantidad de tierra que se alquila. Según los datos del estudio, en nuestra región, entre un 50 y un 60% de los campos disponibles se manejan en el mercado de alquileres. Generalmente en este tipo de situaciones se dan los contratos accidentales por una campaña, lo que origina que el horizonte de planificación del productor no supere una campaña.
En ese sentido, el ingeniero Degioanni advierte una dificultad para plantear prácticas de conservación de la fertilidad de los suelos. “Los períodos de alquiler son muy cortos, entonces la persona o empresa que arrienda quiere sacar el máximo provecho posible en ese determinado tiempo. Esto sumado a que la agricultura se redujo, en su gran mayoría, a la siembra de soja, maíz, trigo y algo de maní”, sostuvo Degioanni.

-¿Cuáles son las consecuencias de esta situación?
-Lo que se genera es lo siguiente: tenés poco cultivo y un esquema de producción que busca rentabilidad en el corto plazo.

Ese esquema atenta con la posibilidad de mantener los suelos. Hay que entender que los suelos son los que amortiguan tanto las altas temperaturas como las abundantes precipitaciones. La realidad nos muestra que los sistemas agropecuarios son cada vez más vulnerables ante la variabilidad climática.
Y eso, tarde o temprano, termina por atentar con la sustentabilidad económica de la empresa agropecuaria.

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