20 mar 2012

Caza de palomas con munición de plomo inviable

La Voz del Interior (20/03/2012)
La caza de palomas con munición de plomo es ambientalmente inviable

Por Enrique Bucher. Profesor emérito del Centro de Zoología Aplicada, UNC

Un cazador promedio dispara alrededor de 700 cartuchos diarios (con 26 gramos de plomo cada uno), lo que totaliza unos 18 kilos por día.
Es oportuna la decisión de las autoridades cordobesas de normatizar el uso de municiones de plomo para la caza en la provincia. En particular, es muy encomiable la prohibición de su uso en humedales, siguiendo el criterio ya adoptado en otros países. Sería muy deseable que todas las provincias argentinas adoptaran el mismo criterio.
En cuanto a la regulación del uso de plomo para la caza de palomas, estimo que el criterio adoptado debería ser reconsiderado teniendo en cuenta las características muy particulares del problema y, fundamentalmente, la magnitud que alcanza esta actividad en la provincia.
En efecto, el volumen de caza de palomas en Córdoba es, probablemente, el mayor de todo el planeta, tal como lo aseguran las mismas empresas de turismo cinegético, medio en el cual se conoce a Córdoba como “la capital mundial de la caza de palomas”.
Esto implica, obviamente, que la contaminación por plomo sea también sustancial, tal como lo han demostrado las investigaciones realizadas por la doctora María Luisa Pignata y sus colaboradores de la Universidad Nacional de Córdoba.
Cifras sorprendentes. Veamos un ejemplo, utilizando valores conservadores en relación con la información publicada por las empresas cinegéticas: un cazador promedio dispara alrededor de 700 cartuchos diarios (con 26 gramos de plomo cada uno), lo que totaliza unos 18 kilos por día y 54 kilos en los tres días que dura su estadía. Sumados los siete mil cazadores promedio que visitan Córdoba cada año, tendríamos un total de 378 toneladas cada 12 meses.
Este valor es equivalente al peso del plomo contenido en 47 mil baterías medianas de automóvil. Es decir, podemos estimar que en el lapso de 22 años transcurrido desde la década de 1990 (cuando el turismo cinegético alcanzó una escala importante) se habría acumulado en los suelos de Córdoba el plomo correspondiente a la asombrosa cifra de un millón de baterías.
Resulta un gran contrasentido que, mientras la producción y disposición final de baterías está sujeta a legislación y controles estrictos, en el caso de la actividad cinegética se siga admitiendo semejante tasa de contaminación, con el agravante de que la munición se dispersa sobre tierras de alto valor en términos de biodiversidad y potencial agrícola y ganadero y no en lugares especialmente designados.
En función de lo expresado, preocupa que la reglamentación a implementar se limite sólo al control de los niveles máximos de plomo permitidos en el suelo en los sitios donde se practica la caza, sin poner ningún limite a la enorme cantidad de munición que se dispersa anualmente en toda la provincia. Es decir, no se resuelve el problema de fondo.
En la práctica, la medida sólo implicará que el área afectada sea cada vez mayor, a medida que los sitios utilizados se vayan saturando y los cazadores deban ser ubicados en nuevos apostaderos.
Impacto ambiental. Es muy importante, además, tener en cuenta que niveles de contaminación aún menores a los que serán permitidos por la presente reglamentación pueden tener serios impactos negativos en áreas con alta biodiversidad y/o destinadas a la agricultura y ganadería.
En primer lugar, muchas aves silvestres pueden intoxicarse ingiriendo municiones del suelo que confunden con granos, muriendo tanto por intoxicación directa como por inanición resultante del debilitamiento causado por una intoxicación subletal.
Además, el plomo ingerido puede transmitirse a través de la cadena trófica y afectar a animales carroñeros (zorros, chimangos, etcétera) que comen aves muertas con municiones en su cuerpo.
El riesgo de intoxicación secundaria también alcanza a la población humana, ya sea a aquellas personas que se alimentan de las presas de caza o, como es el caso de la provincia de la Pampa, cuando se industrializan palomas para consumo humano o animal con niveles altos de plomo en su organismo.
En segundo término, hay creciente evidencia de que las plantas pueden absorber plomo por sus raíces y traslocarlo a otros tejidos, lo que implica un riesgo ambiental para la agricultura y la ganadería, afectando la productividad y el valor de las propiedades con suelos contaminados. Finalmente, a todo esto hay que agregar la contaminación de acuíferos subterráneos y superficiales.
Si a los indudables beneficios económicos que el turismo cinegético aporta a la provincia le restamos los considerables costos ambientales a corto y largo plazo derivados de la contaminación por plomo, tenemos que el balance no es favorable, lo que evidencia la inviabilidad del uso de munición de plomo.
En mi opinión, la mejor alternativa de manejo sería la prohibición total y definitiva de las municiones de plomo, siguiendo una tendencia que se extiende a nivel mundial.
Esta medida podría implementarse en forma gradual, hasta lograr el remplazo total por otro tipo de munición menos contaminante. Creo que las mismas empresas de turismo cinegético concluirán que esta alternativa es su mejor opción en términos de costo-beneficio, tanto ambiental como financiero.

Ver Noticia On Line

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs