19 dic 2011

El parque autóctono de Laboulaye crese

El Puntal de Río Cuarto (19/12/2011)
El parque autóctono de Laboulaye ya tiene 120 árboles de 70 especies

El proyecto que se inició en 2007 desde el Instituto San José ya es una realidad. Son los estudiantes de segundo año los encargados de cuidar esta reserva natural única en la región sur de Córdoba
Laboulaye.- Un proyecto gestado en el 2007 desde la cátedra Educación Tecnológica, en el Instituto “San José”, es ahora una gran realidad con la creación de un parque autóctono donde ya existen 120 árboles de 70 especies.
Son los estudiantes de segundo año quienes en cada nuevo ciclo lectivo asumen el compromiso de ser los tutores del parque.
Bajo la coordinación de la docente María del Carmen Sánchez y el asesoramiento del ingeniero agrónomo Edgardo
Gellert, los chicos se encargan de cuidar de cada uno de los ejemplares.
El parque, que abarca dos hectá-reas, se encuentra a metros del Lago Municipal y del ferrocarril, en un amplio predio que se ha convertido en un lugar de reunión de vecinos que disfrutan de este verdadero pulmón verde.
“Con los alumnos visitamos permanentemente el lugar para cuidar de las plantas. Para regarlas tenemos la ayuda de la Municipalidad, que nos acerca una cisterna, y utilizando baldes y mangueras los chicos se encargan del riego”, explicó la docente.
Paralelamente, los chicos van incorporando información sobre cada una de las especies que allí existen, sus características y el territorio del cual son originarias.
Asimismo, realizan una tarea de concientización a través de los medios de Laboulaye, donde informan sobre su proyecto y piden la colaboración de todos los vecinos.
Tras cuatro años de intenso trabajo el parque ya está consolidado y se ha convertido además en un espacio también de enseñanza sobre las características de cada una de las especies allí implantadas.
Como testimonio de su participación en el proyecto, a fin de año los chicos aportan algo al predio.
En 2007, por ejemplo, se encargaron se hacer los carteles que identifican a cada ejemplar y mencionan sus características; en 2008 construyeron bancos de madera, en el 2009 incorporaron cestos identificados con el logo del proyecto; en el 2010 se construyó un puente peatonal, y este año se retomó la idea inicial dejando los chicos otros dos bancos construidos por elloProxy-Connection: keep-alive Cache-Control: max-age=0
Asimismo, se rediseñó la página web.

El legado
Los estudiantes que iniciaron este proyecto junto a la docente de Tecnología egresaron este año, pero dejaron un importante legado que es continuado por la comunidad educativa, y en particular por los alumnos del segundo año que son los tutores del “Parque Nativo”, tal el nombre denominado a este espacio verde.
“El compromiso de los chicos se ve en la tarea que se realiza y en los resultados que se van obteniendo. Cada uno deja su impronta en el lugar”, señala la docente a cargo del proyecto.
En el parque existen las siguientes especies arbóreas: espiñal-Ñandubayal, espinal-Algarrobal, espinal-Caldenal, viscote, aguaribay, palo borracho, piquillín, entre otros.
La meta es lograr que en el futuro este parque sea reconocido como reserva natural urbana, y que tanto la Municipalidad como Ambiente de la provincia, lo incorporen dentro de sus espacios protegidos.

Las fábulas que cuentan la historia de las plantas
También este parque autóctono es la inspiración para las fábulas que escribe la docente a cargo del proyecto, María del Carmen Sánchez, quien cada año edita un pequeño cuento donde el personaje principal es una especie arbórea y algún animal que forma parte de la fauna regional.
La edición de estos cuentos permite además juntar fondos para dar continuidad al proyecto ecológico, ya que los chicos se encargan de venderlos a tres pesos cada uno.
Así, el parque ya cuenta con cuatro minirrelatos de las especies allí implantadas.
El primero de ellos, denominado “Hay que endurecerse más”, cuenta la historia del quebracho blanco y su lucha contra el viento.
La segunda creación se denomina “Fuego en el algarrobal”, que a manera de fábula cuenta el sufrimiento de esta planta autóctona en los incendios que la afectan.
“Otra oportunidad” es la historia de un caldén que en medio de los campos de soja y el avance de la frontera agrícola resiste y da protección a las aves de la zona.
Y el último cuento editado este año, se denomina “Aunando esfuerzos”, describe el bosque de los chañares, el peligro que los acecha con las topadoras y la protección que le brindaron las aves para evitar su destrucción.
Cada uno de los relatos fueron ilustrados por la profesora de Arte, Adriana Spósito.

Ver Noticia On Line

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs