14 feb 2011

Bosques: “traiciona el espíritu de la ley nacional”

El Puntal de Río Cuarto (14/02/2011)
Advierten que la nueva Ley de Bosques “traiciona el espíritu de la ley nacional”

Marcelo Cabido, docente e investigador de la UNC, consideró que la normativa oficializada la semana pasada no se condice con la denominada Ley Bonasso. Dijo que no apunta a la verdadera conservación
Marcelo Cabido, docente e integrante de investigaciones del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV), dependiente de la Universidad Nacional de Córdoba, advirtió que la nueva Ley de Bosques, oficializada por el Gobierno provincial en la semana que pasó, no se condice con lo estipulado por la Ley nacional.
“La ley que se sancionó traiciona el espíritu de la Ley Nacional, denominada Ley Bonasso, la que propone el enriquecimiento, restauración y conservación del bosque nativo, y eventualmente el aprovechamiento sostenido del Bosque y de los servicios ambientales que los mismos brindan a la sociedad”, señaló el investigador.
Y agregó: “Lo que se sancionó en la Provincia es más bien la pretensión de conservar los bosques a través de su explotación racional. Y no estoy demonizando a los agricultores sino todo lo contrario. La explotación racional significa hacer rollado y desmonte selectivo, o sea, que no propende a la verdadera conservación del bosque”.
Cabido ratificó así que “el espíritu de la Ley que se sancionó no tiene nada que ver con la Ley Bonasso”.
Cabe recordar que el pasado miércoles PUNTAL dio a conocer que la realidad de desmontes en el sur provincial es más complicada que la media de la provincia. Se estima que se ha perdido más del 95 por ciento del bosque nativo en la región, según los datos que el propio Cabido y Marcelo Zak relevaron en el marco de las investigaciones del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal (IMBIV).

El verdadero “desierto”
A fines del siglo 19 a esta zona del sur de Córdoba se la denominaba como la puerta del “desierto” o tierra adentro.
Bosques de caldenes, chañares y algarrobos, eran parte del paisaje natural pocas veces explorado y habitado causalmente por los Ranqueles. Hoy, ese “desierto” demográfico se ha transformado en un desierto geográfico.
El espinal ya ha cambiado artificialmente su paisaje por una marea verde de soja que suele inundar la tierra donde otrora florecían los bosques y abundaban las aguadas o lagunas naturales.
No se puede evitar pensar que en la deforestación, principalmente a causa de la agricultura intensiva, no está incidiendo en el habitat natural y por ende en los habitantes de esta zona. Tampoco puede dejar de pensarse en un desarrollo de esta zona que no sea a través de uno de los recursos principales de esta región como la agricultura o la ganadería.
De todos modos, el aprovechamiento no se hace racionalmente a tal punto de que la pérdida es ya irreparable, teniendo en cuenta que los bosques naturales y principalmente de Caldenes (especie endémica) son prácticamente imposibles de recuperar por la característica de estos árboles centenarios en su ciclo natural.
Como señala Cabido, la ley reglamentada llega a destiempo y hoy no cumple con los requisitos necesarios a la protección de lo poco que queda. Es atemporal y el espíritu de la misma no es el de la Ley Bonasso que apunta a la protección y conservación, aspectos que brillan por su ausencia en la zona.
Hoy suelen verse a menudo columnas de humo hacia el sur-oeste del departamento Roca, en ese humo se van las almas de los últimos árboles centenarios que son quemados para “abrir terreno” a la soja. Son los últimos que aún sobreviven como un estigma del paisaje natural que una vez reinó en estos lares y que hoy sólo aparecen como un pobre reflejo de una pesadilla ambiental.

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