23 nov 2010

Vientos catastróficos

Hoy Día (23/11/2010)
Vientos catastróficos

Como un síntoma de nuestros tiempos, la llegada de los primeros calores veraniegos enciende la voz de alarma entre el grueso de la población. Las temperaturas altísimas, la falta de agua o los cortes de luz se convierten en signos evidentes de que "algo anda mal" en la provincia.
En las últimas semanas la intensificación de un nuevo fenómeno llamó la atención de todos: las tormentas de viento, que el 30 de octubre, por ejemplo, provocaron la muerte de nueve personas en la autopista Córdoba-Rosario y luego causaron varias interrupciones en distintas vías provinciales. Si bien no suelen relacionarse, los hechos mencionados tienen vinculaciones evidentes, que pueden ser puestas a la luz a través de una mirada especializada. Este es el caso del biólogo Raúl Montenegro, reconocido ambientalista cordobés, quien advirtió ante Hoy Día Córdoba que "las tormentas de viento son luces rojas de un proceso mucho más grave y de mayor envergadura que podría llevar a que la provincia de Córdoba se transforme en un dust bowl (vasija de polvo)", tal como ocurrió en Estados Unidos en la década de 1930, "cuando las malas prácticas agrícolas ante la fiebre del trigo generaron una secuencia de tormentas de polvo con millones y millones de toneladas de suelo desparramadas por el aire".
El especialista advirtió que en aquella oportunidad "mucha gente murió por enfermedades respiratorias, y yo creo que en el caso de Córdoba se están dando una serie de advertencias que hacen prever a un 'dust bowl' futuro". Al brindar una explicación simplificada de las tormentas de polvo, el creador de la Fundación para la Defensa del Ambiente (Funam) precisó: "cuando tienes un suelo que tiene la vegetación nativa original, el suelo está protegido, o sea que aunque tengas vientos fuertes va a seguir siendo retenido. Al mismo tiempo, la vegetación nativa que hay en ese suelo contribuye a producirlo. El conjunto, a su vez, le da resistencia a otros factores que pueden alterarlo, como por ejemplo las lluvias". Sin embargo, destacó que "cuando un cultivo ha destrozado la vegetación nativa ese suelo ya no tiene la fábrica de suelo encima. Los cultivos, incluso aquellos que no roturan el suelo, implican períodos en los cuales el suelo queda sin cobertura, y en un suelo plano, sobre el cual sopla un viento superior a 20 kilómetros por hora, el suelo comienza a ser transportado".
En este sentido, hizo hincapié en que las tormentas de polvo son "alimentadas por un proceso de erosión eólica del suelo, que obviamente, si tenemos un período seco asociado a un suelo sin protección, se va a erosionar". "Estos son criterios elementales", aclaró Montenegro sobre lo explicado, aunque señaló: "lo que pasa es que se están haciendo errores elementales en el territorio provincial. La codicia es siempre el principal enemigo. Siempre sale más barato pensar en el corto plazo y no hacer buenas prácticas, como hacer un mantenimiento del suelo para que entre proceso y proceso de cultivo ese suelo quede con cierto grado de protección".
Durante el diálogo con Hoy Día Córdoba, el entrevistado se dispuso a plantear un escenario con probables consecuencias. "Yo lo dividiría en dos capítulos. El primero es un impacto directo donde distingo tres efectos negativos: uno de esos efectos es que este particulado puede generar la clase de accidentes que se dieron en las rutas, y otro de los impactos directos es que esas partículas pueden ser consumidas y que vayan al sistema respiratorio o al sistema digestivo. Además, dentro de los lugares afectados, como ya no funciona la fábrica de suelo sino la de soja o la de algún otro cultivo, ese suelo no se recupera, lo que se suma a la pérdida de suelo que significa llevar toneladas de soja a otro país". "El segundo capítulo -continuó el académico-, que a mí me preocupa muchísimo, es que estas son luces rojas de un proceso mucho más grave y de mayor envergadura".
La escasez del agua es otro tema acuciante pero que, lamentablemente, nunca es abordado con una perspectiva a largo plazo por gobernantes, empresarios y productores agropecuarios. Sobre esta problemática, y su relación con las tormentas de viento, Montenegro declaró: "también haría la división en dos grandes situaciones. Una, las fábricas activas de agua, localizadas fundamentalmente en la zona serrana. Geomorfológicamente esto se llama el Macizo Antiguo. Es uno de los lugares en los que se fabrica el agua. Ahí la lluvia llega, la vegetación hace que se infiltre lentamente, y después las vertientes alimentan los cursos de agua. Esto es en una situación ideal, pero en esta fábrica hay profundas alteraciones por años de fuego, por cultivos de papa, por el crecimiento irracional de lo que son las manchas urbanas, entonces empezamos a tener problemas en las fábricas de agua". "El otro universo son las zonas de llanura, por donde circulan los ríos y también las aguas subterráneas.
En estos lugares tenemos que la falta de vegetación nativa hace que se pierda mucho más fácilmente el agua. Al no haber este tipo de vegetación se conserva mucho menos la humedad, y cuando llueve predomina el mantenimiento en superficie del agua, por lo que se da la evaporación y no tanto la infiltración. Entonces, si sumás que la fábrica de agua funciona mal, y a su vez en la zona de llanura se evapora rápido y para colmo los sistemas subterráneos están siendo contaminados cada vez con mayor intensidad, el panorama es bastante oscuro. Por eso es que hay una relación clara entre tormentas de polvo, cultivo de soja, de papa, y provisión de agua". "Estas son cosas que no deberíamos hablarlas nosotros. Lo que corresponde es que el Estado convoque a distintos actores para generar una política de manejo de cuencas y de conservación de ambiente nativo, pero lo que estoy diciendo me parece un cuento de hadas", manifestó el entrevistado. El enojo y la ironía resultan comprensibles: "Si cuando elaboramos una buena ley, como es la ley de bosques, y en cambio se termina aprobando un mamarracho hecho por Cartez (Confederación de Asociaciones Rurales de la Tercera Zona), que sabe tanto de bosques como yo de tejido de crochet, es obvio que el propio Gobierno de la Provincia se ha transformado en el generador de futuras fábricas de polvo".
En relación a esto, Montenegro se refirió al reciente plan forestal anunciado por la Provincia, que prevé la plantación de varios millones de árboles y que implicará una inversión anual de 10 millones de pesos. "Siendo absolutamente legal, me resulta un plan ridículo. Es la típica reacción de funcionarios que no tienen idea de los temas sobre los cuales están decidiendo", aseveró el ambientalista, quien evaluó: "Cuando uno se encuentra con una situación como la que se vivió en la provincia, donde el propio Gobierno es el responsable de haber hecho una ley que favorece las 'fábricas de polvo', como es la mala ley de bosques, no se podría esperar mucho más". "Es una reacción típica para la galería que además garantiza un muy buen negocio para los que van a producir árboles que, no me caben dudas, van a ser especies exóticas y de crecimiento rápido", aseguró. "Creo que es una tragedia, para provincias como Córdoba, tener esta sucesión de funcionarios que nos ha tocado, porque frente a una tragedia, frente a un problema que es muy claro, en lugar de asumir que esto requiere una solución larga, con compromiso entre distintos actores sociales, distintos partidos políticos, lo único que se les ocurre es hacer cortinas forestales que terminan siendo un gran negocio", completó el académico.

Ver Noticia On Line

0 comentarios:

Buscar este blog

Blog Archive

Temas

Archivo de Blogs