28 nov 2010

"El San Roque no servirá ni para postal"

Día a Día (28/11/2010)
Carlos Prósperi: El San Roque no servirá ni para postal

El especialista dice que en 15 años el lago morirá como fuente de agua y como recurso turístico.
El 70 por ciento de la ciudad de Córdoba y, desde la ampliación de la planta potabilizadora de La Calera, gran parte de las poblaciones de las Sierras Chicas, “toman” agua del San Roque. Sin embargo, lo que hace más de un siglo se consideró un espejo inagotable de agua fresca hoy está a poco más de una década de ser una enorme cloaca.
La paradoja es que ese paradisíaco paisaje lacustre fue el que impulsó el desarrollo urbano que ahora, inodoros mediante, lo está matando.
“La materia orgánica, que no ha parado de crecer en el lago, es la causa de la proliferación de las algas que dificultan ahora la potabilización”, indicó Carlos Prósperi, un biólogo cordobés que desde su lugar en la UNC, en la Universidad Blas Pascal y en la Secretaría de Ambiente de la Nación, estudia las aguas del San Roque desde hace 26 años.

–¿Cuál es la solución?
–No hay otra alternativa que dejar de tirar las aguas sin tratar al lago. Es la única manera de evitar que las algas se sigan reproduciendo. Sino, ya no habrá carbón activado, ni clorado, ni ozono que alcance. La potabilización va a ser tan cara que un litro de agua de la canilla va a costar lo mismo que una botella de whisky.

–Y eso, ¿cuándo pasaría?
–Si se sigue a este ritmo de vertido de líquidos cloacales y no se hace nada en este sentido, en unos 15 años. Tal vez 20, pero no más. Y el problema es mucho mayor: no sólo estoy hablando de agua para consumo. Hay que entender que si el lago se muere, tampoco será viable como recurso turístico. Por el olor y el aspecto, no va a servir ni para postal de verano, ni para sentarse a la orilla a tomar unos mates. Para tener una idea, un estudio de hace cuatro años del Instituto Nacional del Agua (INA) que está en Ezeiza, ya en 2006 se indicaba que el San Roque era el segundo ambiente de agua dulce más contaminado de la Argentina.

–¿Me imagino que no será después de la Laguna Azul?
–No, claro, el Riachuelo le ganó a todos.

–¿Qué papel juegan los incendios en este panorama negro?
–Por un lado, el agua de verano es bienvenida y hace mucha falta. Pero, por otro, las crecidas arrastran las cenizas que dejaron los incendios. Y ese material se va todo al fondo, abonando más aún el crecimiento de las algas. Además de quitarle espacio al agua.
¿Más aire? Prósperi, desde su lugar en la Dirección de Recursos Hídricos de Ambiente de la Nación, en 2007, fue uno de los impulsores de los famosos aireadores que iban a llevar más oxígeno al lago. Unas especies de “mangueras” insufladoras aire debajo del agua.

–¿Eso no sirvió?
–Son un paliativo, es como tomar una aspirina mientras se espera al médico, pero nada más. Además, los aireadores requieren de una buena profundidad que, cuando el lago está muy bajo, no se pueden activar porque removerían el fondo. Si se burbujea se levanta el barro que está contaminado con fósforo y nitrógeno de los desechos cloacales. Sería aún peor. Lo mismo que el dragado, que está completamente desaconsejado.

–Los otros lagos de Córdoba, ¿cómo están?
–Para tener una idea, el de Embalse, el de Los Molinos y el de Piedras Moras, por ejemplo, están en la misma situación que estaba el San Roque hace 20 ó 30 años. Ya las algas han empezado a crecer y, como pasó en Carlos Paz, van a ser un gran problema en el futuro. Hay que hacer algo ahora para evitarlo.

–Háblele de la geosmina, la que Aguas Cordobesas señala como culpable del mal olor y sabor.
–Es verdad que es inocua. El problema es que cuando se rompe la célula de estas algas se libera, en la mayoría de los casos, además de geosmina, una toxina que en grandes proporciones produce alteraciones en los sistemas nervioso y digestivo. No en esta concentración, pero habría que ver a largo plazo.

Pocas cloacas en Punilla
El ingeniero Juan Carlos Sola, de la Cooperativa de Aguas de Villa Carlos Paz, confirmó que desde 2003 a la fecha, sólo se trata el 30 por ciento de los efluentes que se vierten en el San Roque, el espejo de agua desde donde se obtiene el líquido para la ciudad de Córdoba.
“En la actualidad, en la cuenca norte y sur del San Roque, se tratan unos cinco mil metros cúbicos por día. En otras palabras, el promedio de los líquidos que son tratados llega al 30 por ciento”, señalo Sola a Cadena 3.
Según el especialista, en la cuenca norte (Villa Giardino, La Falda y Valle Hermoso) se realiza un proceso más moderno y se trata el 60 por ciento de los residuos líquidos. Mientras que más al sur (Carlos Paz, Cosquín, Santa María, Bialet Massé y Tanti) el tratamiento es más deficiente.
Si bien la cobertura de cloacas abarca al 40 por ciento de Carlos Paz, habría un porcentaje que no está funcionando. “Aproximadamente, sólo un 30 por ciento de la planta urbana de Carlos Paz tiene recolección, tratamiento y disposición final de efluentes. Se ha atacado el sector céntrico, que es donde está concentrada la actividad turística, por lo que si bien el porcentaje de cobertura es poco, el porcentaje de volumen de recolección es más alto”, justificó.
Cabe destacar que un informe presentado por la UTN sirvió de fundamento para que el Ersep asegure que el agua no es nociva. Allí se aseguró que aunque hay presencia de olor y mal sabor, es apta para consumo humano.

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