16 may 2010

Cómo será el nuevo sistema de "Basura cero"

La Voz del Interior (16/05/2010)
Cómo será el nuevo sistema de "Basura cero" para Córdoba



La adjudicataria lo presenta como el método más limpio del mundo para este tratamiento. Pero persisten dudas sobre su eficacia.
El nuevo sistema de procesamiento de la basura para Córdoba está siendo promocionado como "el más limpio" del mundo, hablando en términos ambientales. Se trata de un proceso denominado gasificación, que se basa en la destrucción de los residuos y su conversión en gas, que es usado en la generación de energía eléctrica. Con las cuatro plantas que la UTE Innviron-Medio Ambiente quiere instalar en la provincia, pretende generar unos 150 megavatios de electricidad.
La mayor polémica se enfoca sobre el método de tratamiento, denominado gasificación. Neil Williams, presidente de Innviron, remarcó una y otra vez que el tratamiento de los residuos se realiza en instalaciones cerradas, a diferencia de un enterramiento sanitario en el que se opera al aire libre. También sostuvo que se trata del sistema "más limpio" existente en el mundo.
La UTE pretende establecerse en Río Cuarto, Bouwer, Villa María y la Capital provincial. En estos dos últimos lugares ya se adjudicó el proceso y está a punto de firmarse el contrato.
Paso por paso, el proceso propuesto es el siguiente: los camiones descargan los residuos, y se colocan en una cinta transportadora. Primero, se retiran manualmente los elementos reciclables (cartón, papel, plástico, vidrio) y contaminantes (pilas, baterías, lámparas, desperdicios electrónicos). Luego, un electroimán captura los metales, que también se reciclarán.
Lo que no se separó va a un molino, que tritura la basura. De ahí pasa a otra trituradora que convierte los trozos de basura en pellets , pequeñas porciones de material de no más de 25 milímetros de diámetro.
Por otro lado, cubiertas de vehículos ingresan en una máquina que separa el caucho de los arcos de acero. El caucho también se tritura y junto con los pellets de basura ingresan en una tolva que alimenta el gasificador.
La combustión. En el gasificador, las altas temperaturas (más de mil grados centígrados) logradas con sólo el 10 por ciento del oxígeno necesario para la combustión directa, los pellets literalmente explotan y se convierten en gas sintético ( syngas ). Este proceso se puede repetir, para obtener más gas.
Esta fase tiene un residuo: cenizas vitrificadas. Según Innviron, se reduce cerca de un 95 por ciento el volumen de la basura en esta etapa, y las cenizas (denominadas slag ) pueden utilizarse como material de construcción.
El syngas ingresa en un ciclón que extrae las partículas sólidas, para luego pasar a una caldera de vapor.
Allí se quema para calentar el agua a 400 grados y producir el vapor, que alimenta una turbina que genera energía eléctrica, que se vuelca a la red provincial.
Para la Capital, se prevé la instalación de ocho turbinas que generan 12 megavatios de potencia. Lo que se vuelca a la red son 10 megavatios, ya que el resto se utiliza para alimentar la propia planta. En total, con la basura de la ciudad y de otras 17 localidades que tratarán sus residuos en la planta, se esperan producir 80 megavatios.
Luego de la combustión, la tubería conduce a una unidad que remueve los gases ácidos. La siguiente fase es un precipitador electrostático, que retira los sólidos. Según Innviron, en estas etapas se pierde el 75 por ciento de los gases ácidos y el 90 por ciento del particulado.
El último paso lo compone un filtro de carbón, y de allí pasa a una chimenea que libera el gas a la atmósfera. Neil Williams, presidente de la firma estadounidense, indicó que en esta fase se remueve el 99,9 por ciento de los metales pesados y entre un 75 a 90 por ciento de los particulados.
"El filtro de carbono elimina todas las dioxinas y los furanos", sostuvo Williams, que luego remarcó que "se destruyen a temperaturas mayores a mil grados centígrados", como las que se alcanzan en el proceso. La planta debería estar funcionando para mediados del año que viene.

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La contaminación del ambiente, en el eje de la polémica

El temor está en el proceso de gasificación. Innviron promete que las universidades harán los estudios y el monitoreo.
El proceso prometido por Innviron es novedoso para la Argentina, pero ya es utilizado en varios países del mundo. El mayor temor está en el proceso de gasificación y en la generación de dioxinas y furanos.
En Crese y en Innviron se esfuerzan en remarcar que la gasificación no es un proceso de incineración. Esto es para evitar que se instale en la sociedad la idea de la quema directa de basura, aunque el proceso implica la reducción a cenizas de los residuos.
El otro punto está en la emisión de dioxinas y furanos. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) "las dioxinas son contaminantes ambientales (...) subproductos de procesos industriales, pero también pueden producirse en procesos naturales como las erupciones volcánicas y los incendios forestales". "La exposición breve del ser humano a altas concentraciones de dioxinas puede causar lesiones cutáneas, tales como acné clórico y manchas oscuras, así como alteraciones funcionales hepáticas. La exposición prolongada se ha relacionado con alteraciones inmunitarias, del sistema nervioso en desarrollo, del sistema endocrino y de la función reproductora. La exposición crónica de los animales a las dioxinas ha causado varios tipos de cáncer", agrega la OMS.
Innviron remarca que no habrá una producción significativa de esos elementos. "Estamos 40 veces por debajo de lo que permiten las leyes ambientales de Estados Unidos", sostiene el presidente de la firma.
La polémica sobre si estas plantas producen dioxinas y furanos trasciende las fronteras argentinas, y es global. En Europa y Estados Unidos se discute sobre esta cuestión, y es muy complejo dar un juicio certero a favor o en contra.
Para disipar estas dudas, Innviron se comprometió a que los estudios de impacto ambiental los realicen las universidades Tecnológica y Nacional, y que además se encarguen del monitoreo permanente de la planta.
Otro punto complicado es la ubicación del establecimiento. El predio propuesto por Innviron está a sólo 850 metros del extremo sur de barrio Ituzaingó Anexo, una zona muy sensible a las actividades contaminantes ya que allí se detectó una alta incidencia de casos de cáncer.
Allí se están realizando estudios médicos y epidemiológicos, y hay varios fallos judiciales a favor de los vecinos. Esas medidas produjeron, por ejemplo, la prohibición del uso de agroquímicos en los campos aledaños.
También hay dudas sobre la continuidad de los programas de reciclado que se llevan a cabo. La semana pasada se lanzó la segunda etapa de recolección diferenciada en Córdoba, que ya alcanza a 260 mil vecinos.
Eduardo García, presidente de Crese, aseguró que el programa continuará. "Nos resguardamos el derecho de retener hasta el cinco por ciento de la basura que genera la ciudad, para retener el programa de recolección diferenciada", dijo García, al tiempo que aseguró que ese porcentaje garantiza la implementación del reciclado en las dos etapas siguientes.
Otra cuestión es sobre si la firma estadounidense obliga al municipio a sostener un piso de dos mil toneladas de basura diaria. García respondió que no existe tal obligación, y que la capacidad de la planta se calculó en la cantidad de basura que genera el municipio.
Sobre la polémica de una supuesta actualización del precio por tonelada tratada en dólares, el titular de Crese subrayó que el llamado a licitación se realizó en pesos. Y que la actualización será en la moneda nacional, basada en el precio de los insumos. Finalmente, García respondió a la comuna de Bouwer, que criticó la decisión de Crese de incluir a Innviron como la encargada de sanear el enterramiento sanitario: "La firma del contrato está supeditada a una serie de cuestiones inconclusas, como los permisos pendientes. Uno es el del uso del suelo que tiene que otorgar Bouwer, por lo que vamos a negociar con las autoridades comunales".

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La clave es el control

por Diego Javier Marconetti

Innviron le cobrará a cada uno de los 17 municipios 73,5 pesos por tonelada de basura tratada.
El nuevo sistema de procesamiento de la basura parece una quimera. Es tan difícil tratar de comprender que se podría generar energía con la basura -más en un país del nivel de desarrollo de Argentina- que las dudas se multiplican por la enésima potencia.
¿Qué hay detrás de todo esto? ¿cuál es el negocio? ¿nos vienen a envenenar a todos? Las preguntas surgen, casi de manera espontánea. La respuesta a algunas de esas cuestiones es una sola: dinero.
El tratamiento de la basura es un negocio. Así de simple y sencillo. La generación de electricidad es un negocio, otro dato más que importante.
Innviron unirá los dos procesos. Por un lado, le cobrará a cada uno de los 17 municipios 73,5 pesos por tonelada de basura tratada. Y estaría en condiciones de generar sólo en Córdoba 80 megavatios de energía eléctrica. También ven un negocio en la venta de bonos de carbono y de materiales reciclables.
El otro tema es el más espinoso, y que debe tratarse con mayor cuidado. Es si estas plantas generan realmente contaminación. El diario New York Times publicó en abril pasado una nota en la que pone el ejemplo de Dinamarca como uso de esta tecnología, en detrimento de los Estados Unidos.
Dinamarca posee 29 plantas denominadas waste to energy (basura a energía) que prestan servicios a 98 municipios, y 10 más planificadas o en construcción. La más grande se encuentra en la capital, Copenhague, que procesó en 2008 563 mil toneladas de basura, generando electricidad para 80 mil hogares y calefacción para 75 mil. En Europa hay más de 400 plantas de este tipo, en Alemania y Holanda.
Según el Times , las emisiones de estas plantas se redujeron a sólo entre 10 y 20 por ciento de los estándares ambientales permitidos por las leyes de la Unión Europea para aire y agua.
¿Esa realidad será posible en Córdoba? Este es el punto clave. Lamentablemente, las malas experiencias de control estatal saltan a la vista, más aún en cuestiones ambientales. El río Suquía es el ejemplo más palpable, en donde las fallas en el control por parte de quien tiene el poder de policía (la Provincia) se torna evidente en cada bacteria fecal que nada por sus aguas.
Habrá que cerrar todos los flancos, evacuar todas las dudas. Y dotar al sistema de un órgano que ejerza de manera firme el poder de policía, ya que lo que se pone en juego es nada más y nada menos que la salud de las personas.

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Todos queremos soluciones, pero no a cualquier costo

Por Raúl Montengro

La ciudad necesita el estudio de impacto ambiental, información precisa y una audiencia pública. Raúl Montenegro.
La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) y la Unión Europea califican la gasificación como incineración. Comprende cuatro etapas: pretratamiento, donde se retiran de la basura materiales sin poder calórico (arena, escombros, vidrio, metales); calentamiento de la basura remanente en atmósfera con poco oxígeno para producir gas sintético; tratamiento de ese gas para que tenga menos contaminantes, y quema del gas para generar electricidad.
Ambientalmente, los momentos críticos de la incineración por etapas son el tratamiento del gas, y su quema.
La EPA diferencia el sistema de incineración masiva con exceso de aire de la gasificación, que usa bajos niveles de aire. Ambos emiten los mismos contaminantes a la atmósfera, pero en cantidades diferentes. La gasificación descarga más dioxinas y furanos que la incineración masiva, más óxidos de nitrógeno y cantidades similares de mercurio. De estas sustancias, las más críticas son las dioxinas. Una de ellas, la TCDD, es un cancerígeno humano cierto para la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (Iarc). Son además persistentes, pueden trasladarse por el aire a grandes distancias y afectan el sistema hormonal. Lamentablemente, no están disponibles en Argentina laboratorios que midan dioxinas a la escala necesaria.
La gasificación no es inofensiva, y los datos que brindó Innviron sobre efectividad de filtrado y niveles emitidos de dioxinas son confusos e insuficientes. La gasificación desalienta el reciclado y el compostaje, quedan sólidos críticos, su eficiencia para generar electricidad es baja y los costos terminan siendo un problema para los municipios.
La ciudad necesita el estudio de impacto ambiental, información precisa y una audiencia pública. Pero remediar Potrero del Estado con este método no es decisión de la Municipalidad de Córdoba sino de la comuna de Bouwer. Anunciarlo desde la Municipalidad fue una torpeza institucional. La opción por 20 años de gasificación necesita más responsabilidad en los actos y, sobre todo, información. Todos queremos soluciones, pero no a cualquier costo.

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