19 jul 2009

Dos redes de agua, para no derrochar la potable

La Voz del Interior (19/07/2009)
Hacen dos redes de agua, para no derrochar la potable



En el extremo sur cordobés, Villa Huidobro y Jovita ya tienen doble cañería. Ahora Huinca Renancó proyecta algo similar.
Huinca Renancó. Es la principal localidad del departamento General Roca, en el extremo sur cordobés, y no tiene agua de red. Los 10 mil habitantes de Huinca Renancó –casi en el límite con la provincia de La Pampa– se abastecen con sus propios pozos o aljibes, pero con un agua que tiene altos niveles de contaminación por arsénico, un compuesto químico que torna no potable las napas de casi todo el sur cordobés, que además suelen ser muy salitrosas.
Para el agua que toman o con la que cocinan, los vecinos deben esperar que un camión repartidor del municipio que la trae desde una planta de purificación pase casa por casa a venderles.
Ahora, Huinca Renancó tiene la esperanza de empezar a vivir otra vida: la de abrir canillas de las que salga agua que puedan consumir. Para eso, y dadas las restricciones de este vital recurso en la región, apelarán a una rareza: no construirán una red de cañerías en el pueblo, sino dos. Para los habitantes de otras regiones, suena extraño.
En realidad, esta zona ya tiene antecedentes: en las cercanas localidades de Villa Huidobro y Jovita hace algunos años ya tendieron dos redes de agua: una lleva la potable para consumo humano, con un valor y un tope de suministro, y la otra conduce la que se usa para aseo personal, limpieza, riego y otros fines.
Dos aguas, dos redes. Oscar Saliba, intendente de Huinca Renancó, señaló a La Voz del Interior que hacer esa doble red en todo el pueblo costará unos cinco millones de pesos. Por ahora, en el municipio piensan ejecutar una primera etapa, que abarque un tercio de la localidad. Para eso, necesitarán un millón de pesos que –según Saliba– el Gobierno provincial acaba de comprometerse a aportar.
"Nosotros tenemos desde hace unos años una planta de ósmosis inversa, que purifica el agua de las napas y la deja potable. Lo que nos falta es generar la red para llevarla casa por casa". señaló Saliba.
El jefe municipal apuntó que, como en sus vecinas Jovita y Villa Huidobro, la idea es que la cañería que lleve agua potabilizada termine conectada en el interior de cada vivienda a un tanque plástico, y no entregue más de 50 litros por día. "Porque hay que cuidarla al máximo", señaló. "Quienes consuman más que eso, deberán pagar un plus", acotó.
La otra red, en tanto, llevará agua clorada pero no potabilizada, hasta los tanques de los techos, y será para el resto de los usos cotidianos, y con un menor valor tarifario.
"No es sólo comodidad, es también una necesidad por razones de salud. Hace seis años, por ejemplo, tuvimos acá 400 casos de hepatitis por culpa del agua. Y hay otras enfermedades que causa, desde siempre", marcó Saliba, quien espera que la promesa provincial de aportes se transforme rápido en un convenio firmado y en una obra en marcha.
La planta de ósmosis inversa que purifica el agua de una napa cercana no será una solución de provisión definitiva, admiten en Huinca Renancó. Para eso, deberán esperar inversiones más grandes y alejadas. Saliba cita por ejemplo la posibilidad de un acueducto que traiga el vital elemento desde el río Colorado, en La Pampa, o que se utilice la del mini dique El Chañar, sobre el río Quinto, en el límite con San Luis. Pero ambas no dejan de ser, por ahora, apenas ideas.

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Si lo viera Jacques Cousteau

Es una locura que tiremos agua potable por los inodoros. Lo decía ya en los años ‘80 el conocido oceanógrafo y naturalista francés Jacques Cousteau, para advertir sobre el derroche de un elemento de alto valor.
Su propuesta de que cada vivienda tuviera dos redes sonaba a chiste (o suena aún) para la mayoría de los habitantes de zonas donde abrir la canilla para tener agua consumible es sólo un trámite. Hoy se multiplican las voces respetadas que advierten que el agua potable será uno de los recursos por los que el mundo se peleará en el futuro no lejano.
A Cousteau ya no se le puede contar que en algunas ciudades del sur cordobés la doble red que sugería es una realidad.
"El agua para nosotros es oro", dice el intendente de Villa Huidobro. Suena exagerado, pero sólo para aquellos que habitan en lugares donde la misma agua potable que toman sirve para limpiar el baño, los platos, el auto o para regar el jardín y hasta campos enteros. O para refrigerar plantas industriales.
Si los pronósticos de que el agua será un bien cada vez más escaso y más costoso se cumplen, no sería extraño que muchas ciudades de Argentina y del mundo terminen imitando alguna vez a esos pueblos del sur cordobés con dobles redes de cañerías. Pero mientras éstos debieron hacerlo porque no tenían agua potable para su gente, otros lo harían porque habiéndola tenido, no la supieron preservar.

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Se redujeron los problemas de salud, dicen en Villa Huidobro

Villa Huidobro. La doble red de cañerías de agua es una realidad en Villa Huidobro desde hace seis años. La obra fue iniciada en 1997 y terminada en 2003. "Y se hizo sin recibir ni un subsidio nacional o provincial", remarcó el intendente Jorge Iriart. Hasta entonces, sus seis mil habitantes se abastecían de agua mediante pozos con aljibes o bombas de extracción. Para beber o cocinar, debían comprar la envasada. Pero una baja proporción podía hacerlo.
"No tiene usted idea de cómo nos cambió la vida tener agua potable de red. Lo más importante es que se redujeron enormemente los problemas de salud. Yo soy intendente desde hace 14 años y le aseguro que en el hospital municipal se percibe con claridad el cambio. Antes había muchos más casos de parasitosis u otra enfermedades causadas por el agua. Y eso sin contar los problemas que con el tiempo va generado su consumo con alto nivel de arsénico", señaló Iriart a este diario.
El agua que va por la red llega al pueblo por medio de un acueducto que recorre 11 kilómetros. "Viene desde un punto donde, por suerte, encontramos un bolsón de agua de calidad en una napa subterránea. Una excepción en toda esta región, que debemos cuidar mucho para preservarla y que nos dure", contó Iriart.
Una red en el pueblo lleva agua potable, que se conecta a un pequeño tanque hogareño. La otra transporta agua sin potabilizar, que va por vía separada llega a un tanque mayor y externo. Tienen costos diferentes para los vecinos y la de agua potable tiene un límite de 50 litros por día por familia. "Para consumo humano es bien suficiente", asegura el intendente.
En Jovita, con cuatro mil habitantes, un sistema muy similar se puso en marcha también años atrás.
Huinca Renancó, Huidobro y Jovita, en ese orden, son las tres principales localidades del departamento General Roca. Luego, pueblos más pequeños de la zona y con menos posibilidades económicas, tienen el problema de agua irresuelto.
Mientras, algo más al norte, Laboulaye –la principal ciudad del departamento Roque Sáenz Peña– tampoco ofrece agua potable de red a sus 21 mil habitantes. Allí, tienen una red domiciliaria hecha pero esperan aún que se termine el acueducto (¿en 2010?) que le traerá el líquido vital desde la zona de Villa María.

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