20 ene 2009

Aguas servidas en Argüello Anexo

La Voz del Interior (20/01/2009)
La pesadilla por las aguas servidas en Argüello Anexo



Hay lagunas de desagües cloacales en la calle. La Provincia construyó una planta depuradora, pero nunca funcionó.
Desde hace cinco años, los vecinos de barrio Argüello Anexo viven una pesadilla. Lo peor es que no están soñando: las aguas servidas, producto de una planta depuradora mal construida inundan las calles a lo largo de más de 10 cuadras, en dirección hacia barrio Los Cerritos.
El desagüe llega a su punto máximo sobre la calle Onofre Marimón al 6300, entre Sesarego y Scandroglio. Una laguna de un metro de profundidad y 12 metros de largo ocupa la mitad de la cuadra. Alrededor de ella crecen las malezas, que alcanzan en algunos sectores los dos metros de altura. En la zona abundan los mosquitos –que, por cierto, son enormes– y los sapos. Pero los vecinos relatan que es casi “normal” encontrar víboras, arañas y hasta alacranes.
El desagüe provoca olores nauseabundos y, según los vecinos, genera enfermedades en los niños de la zona.
“Mi hija tiene problemas de piel desde que se inauguró la planta, está llena de sarpullido”, aseguró Miriam Frana, quien vive justo al lado de la planta.
La familia de Mirian y otras decenas que se ubican en las 12 manzanas que tiene Argüello Anexo viven rodeadas de aguas servidas. “El Gobierno provincial inauguró el barrio con la planta depuradora en 2004. A los seis meses, empezó a fallar”, dijo Graciela Leiva, otra vecina.
Alba Gigena es la presidenta de la cooperativa barrial, a la cual pertenecían los terrenos donde la Provincia construyó las casas. “En cada una de las 12 manzanas hay por lo menos un nene afectado”, señaló.
Desde que comenzaron los problemas con las cloacas, los vecinos iniciaron sus reclamos en la ex Dirección Provincial de Agua y Saneamiento (Dipas).
Según las personas que habitan la zona, la hoy Subsecretaría de Recursos Hídricos provincial admitió que la planta fue un fracaso y prometió construir pozos individuales en cada una de las casas para solucionar el problema. “Hicimos los expedientes, pedimos audiencias, juntamos firmas y nos presentamos en la ex Dipas, pero nadie nos escuchó”, se quejó Hugo Bagdona, otro vecino afectado.
La ex Dipas no contestó ayer la requisitoria de este diario.
“Les vamos a tirar un frasco con agua servida, a ver si pueden convivir con este olor”, dijo Leiva. Los vecinos ya no saben más que hacer para que los escuchen. Y ese cansancio se nota.


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