28 may 2008

La morera de la vergüenza

El Diario de Villa María (28/05/2008)
La morera de la vergüenza

“Ahora ese árbol, que morirá de pie, lo hará seguramente con la muestra de la vergüenza de ciertos humanos, que no entienden que en otoño los árboles no ensucian las veredas”, expresó un vecino de barrio Parque
Si de algo podemos jactarnos los ciudadanos villamarienses, desde el punto de vista urbanístico, es la feliz idea, adoptada en los albores del Siglo XX, de adornar las veredas con árboles de distintas especies.
Desde hace varias décadas, los árboles que se erigen embelleciendo con sus figuras las calles villamarienses, se han transformado en un detalle distintivo y una referencia para todos los que transitan por las arterias locales.
Sin embargo, desde el ámbito municipal, al parecer no todos lo entienden de este modo y con pobres argumentos "destrozan" a los ejemplares que "entorpecen" el desarrollo urbano al ritmo de la poda indiscriminada.
Desde barrio Parque General Paz, por caso, el vecino Ricardo Budassi comentó a EL DIARIO que, hace algunos días, al salir de su departamento de Tucumán al 300 se encontró "con unos podadores municipales destruyendo literalmente una morera de 50 o más años".
Entre los justificativos esgrimidos ante los reclamos del frentista, los municipales dijeron que "alguien les pidió y que un tal señor Heredia de la Municipalidad era quien autorizó a pedido de uno de los dueños de un departamento", comentó el habitante del sector.
"Les dije que primero, en este edificio, de los cuatro departamentos, tres son de inquilinos, segundo que aun siendo un dueño cuál era el derecho a destruir un árbol. Ellos dijeron que por la altura los camiones rozaban", expresó Budassi para luego agregar: "Para mi asombro la parte de la calle fue la menos tocada, sin contar que no tienen por qué pasar camiones que midan 4 metros de altura por esa zona".

Podando sin sentido
Según el denunciante la poda efectuada a la morera no tenía nada que ver con los problemas que podrían haber devenido por la extensión de sus ramas.
“¿Qué podaban? -se preguntó el hombre- en la parte que da a los ventanales, hubiera bastado con cortar las ramas un metro antes de las mismas, no al ras del tronco a 5 metros, además eso lo debe hacer un dueño de su bolsillo, no la Municipalidad.”
“Sé que en una época algún dueño lo había querido sacar y el señor Manuel Martínez Rosas se había negado desde la Municipalidad. Pero parece que este funcionario no está más y el tal Heredia (que nunca apareció) no tiene los mismos criterios ecológicos que Martínez”, destacó con preocupación el entrevistado.
“Ahora ese árbol, que morirá de pie, lo hará seguramente con la muestra de la vergüenza de ciertos humanos, que no entienden que en otoño los árboles no ensucian las veredas, sino que caen sus hojas al suelo, son formas diferentes de convivir, pero qué duro, eso es irreparable”, concluyó con preocupación.

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