27 abr 2008

Otros 25 años para la Central Nuclear

La Voz del Interior (27/04/2008)
Otros 25 años para la Central Nuclear



Embalse. La Central Nuclear de Embalse está cumpliendo 25 años de su puesta en marcha. Hoy genera el siete por ciento del total de la energía que consume el país, pero en tres años se acabará su vida útil. A principios de 2011 la usina, con su reactor ya envejecido, deberá parar. Sin embargo, esa parada será de “sólo” un año y medio, porque ya está en marcha el proceso por el cual, mediante una inversión de unos 700 millones de dólares, se le extenderá por otros 25 años su vida útil.
Hace un año, autoridades de Nucleoeléctrica SA, la empresa estatal que administra las centrales nucleares, anunciaban a este diario que la decisión del Gobierno nacional para “reciclar” la usina atómica enclavada en Calamuchita estaba tomada. Argumentaban que construir una nueva costaría unos 1.600 millones de dólares y que el país no podía perder los 600 megavatios de energía que esta central viene generando.
Ahora, ese proceso está en plena marcha. Ya se observan en la planta de Embalse obras ligadas a esa readecuación y se iniciaron los trámites de compra de los equipos que la harán posible. En 2012 debería inaugurarse la “nueva” Central, sobre la estructura de la “vieja”. Visualmente, desde el exterior, no tendría mayores cambios.
De qué se trata. Ricardo Sainz es el actual gerente de la Central Nuclear y además jefe del proyecto de extensión de vida útil. En su despacho, recibió a La Voz del Interior para detallar en qué etapa de ese proceso se encuentran y que implicará.

–Si la Nuclear cumple 25 años, ¿la tecnología que utiliza no está obsoleta?
–No, no es vieja tecnológicamente a pesar de los 25 años, que en realidad son más aún, porque llevó cinco años hacerla. La tecnología sigue siendo válida y usada en el mundo. Por supuesto que se van sumando con los años mejoras en materiales y en la calidad de producción. Pero esta tecnología puede seguir operando sin problemas. Lo que hay que hacer, y se hace, es revisar los componentes que se deben ir cambiando. Hay centrales de este tipo más antiguas que ésta que funcionan en el mundo.

–¿Y hay experiencias de extensión de vida? ¿O es Embalse la primera en ensayarlas?
–Algunas están en proceso de reacondicionamiento ahora. Hay una en Canadá, que lo inició antes que nosotros, y ahora larga una en Corea y otra más en Canadá, hablando de las que utilizan la misma tecnología que la nuestra (la denominada tipo Candu, de diseño canadiense). En Estados Unidos y otros países se ha iniciado también el reacondicionamiento de otros tipos de reactores.

–Dicen que casi no hay experiencias de desmantelamiento de centrales nucleares, pero tampoco hay de extensiones de vida útil ya concretadas...
–Es cierto, aunque hay varias en ese proceso. Pero el costo de desmantelarla es muy alto también y no hay experiencias con centrales grandes, sino sólo de pequeñas y más antiguas, que eran más bien de investigación y no de generación. Para desmantelar hay que hacer descontaminación de material contaminado, guardar el desecho en forma muy adecuada y realizar muchas obras de alto costo. Es más bien un gasto, mientras que la extensión de la vida útil supone una inversión porque se recupera con la energía que se seguirá generando.

Qué se hará.

–El proceso de “reciclado” ya está en marcha. ¿En qué se nota?
–Todo comenzó hace dos años con los estudios de factibilidad y de envejecimiento de los sistemas. Se estudió parte por parte qué se requiere cambiar para que siga operando adecuadamente por otro período. Ahora se iniciaron algunos recambios de componentes y obras de ampliación de un edificio porque habrá más gente trabajando en la planta. Y se armó un equipo que trabaja en el proyecto de extensión y que se capacita con esa finalidad.

–¿Qué diferencia de tecnología habrá entre la nueva y la vieja?
–De tecnología, ninguna. Sí habrá recambios y modificaciones para mejorar condiciones de materiales y seguridad en los componentes. Se cambiarán muchas cosas y las nuevas ya tendrán seguramente materiales más resistentes y confiables, por ejemplo. Y se cambiarán muchos elementos de instrumentación y de control.

–¿La vida útil se termina por el desgaste del material crítico, sobre todo en el reactor nuclear?
–Exactamente. El diseño determina una vida útil, según sus materiales y componentes, en los que se analizan minuciosamente hasta cuándo pueden funcionar, qué se debe cambiar antes y qué después.

–¿Principios de 2011 es la fecha inamovible para salir de servicio?
–Enero de 2011 fue estimado como fecha hace dos años. Pero en 2010 se definirá con más certeza y puede ser unos meses antes o después, pero no mucho más. Hay componentes clave que son los que definen la fecha. El momento en que deje de funcionar no depende de un decreto, sino de los sistemas mismos.

–¿No esperará el Gobierno a que entre en vigencia la nueva central de Atucha II para sacar de servicio la de Embalse?
–No. Que esté previsto que en esa fecha es una feliz coincidencia. Todo eso está especificado. Cuando llega a su límite, ese material no puede seguir, y punto.

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Se inició en 1974, se inauguró en 1983

La obra para construir la Central Nuclear de Embalse fue iniciada en mayo de 1974. En 1983 –hace 25 años– fue inaugurada, aunque tiene varias fechas para elegir como símbolo del primer día. En 1983, el 13 de marzo arrancó por primera vez el reactor (“primera criticidad”); el 25 de abril tuvo la primera sincronización a la red de energía; el 3 de mayo autoridades nacionales hicieron una especie de “corte de cintas” oficial. Mientras el 20 de enero de 1984, con la usina ya en marcha, se da como fecha de inicio de su “operación comercial”.

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El problema de qué hacer con los residuos nucleares

¿Qué hace la Central Nuclear de Embalse con los residuos que genera y que conservan radiactividad por miles de años? ¿Qué hará con ellos funcionando otros 25 años? Se trata de un asunto no definitivamente resuelto por las centrales nucleares en todo el mundo.
El gerente de la central embalseña, Ricardo Sainz, explicó a este diario que cada varios años se van sumando silos especiales de almacenamiento, en un sector especial del mismo predio. Ahora está por iniciarse la construcción de 32 silos más, que se sumarán a los casi 150 existentes. Con 25 años más de generación, la usina requerirá más espacio para almacenar ese combustible residual usado.
“No tiene otro destino por ahora; en el futuro habrá que ver. En algunas pocas centrales se recicla. La mayoría lo almacena bajo condiciones de extrema seguridad”, acotó Sainz. Luego apuntó que en el futuro podría dejar de ser considerado un residuo: “En realidad este combustible que ya ha sido quemado genera otro de mayor poder. Cuando se logre diseñar otro tipo de reactor, que están en plena investigación, se podrá reciclar y reprocesar este material para volver a generar energía con él. Es un tema relevante para desarrollar para el futuro. Pero por esa cuestión estratégica también se guarda: tiene un valor potencial muy importante”.

–Al retirar el núcleo del viejo reactor, ¿no hay riesgo de contaminación?
–No. Porque se lo vacía, se le saca el agua. que va a recintos especialmente diseñados, y el combustible termina en los silos de almacenamiento. Luego se extraen las partes, cortadas en pedazos por robótica, y se ponen en un contenedor blindado, sin contacto jamás con el exterior. Ese contenedor termina en un silo de hormigón con cobertura de acero interior, similar a los del combustible usado. Todo queda en el predio de la Central, porque cada uno se guarda lo suyo.

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Hoy, 500 empleados

La Central Nuclear de Embalse cuenta con unos 500 empleados. De ellos, 50 son recientes incorporaciones, en el marco del proyecto de extensión de su vida útil.
Directivos de la usina prevén que hacia 2011 la planta de personal llegaría a unas 650 personas. Pero durante el año y medio de parada para las obras de recambio centrales, mediante empresas contratistas, puede que sean muchos los puestos de empleo, aunque en ese caso temporarios.
Los 500 empleados actuales corresponden a una amplia región. Casi la mitad de ellos vive en Río Tercero, muchos otros habitan Embalse y Almafuerte. También hay quienes a diario viajan desde La Cruz, Villa del Dique, Santa Rosa y Villa General Belgrano.

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¿Por qué se instaló en este lugar hace 40 años?

El proyecto de extensión de la vida útil de la Central Nuclear de Embalse se decidió sin que generara mayores gestos de oposición. Casi que la única voz que se hizo pública, cuando dos años atrás se empezó a plantear esta posibilidad, fue la del grupo ambientalista cordobés Funam, que cuestionó la generación de energía nuclear e insistió en los riesgos que representa esta usina atómica en esta ubicación. Esa entidad planteó que el Gobierno de Córdoba debiera haberse opuesto y sugirió que sea la población, sobre todo regional, la que se consulte al respecto.
En el valle de Calamuchita no aparecieron objeciones marcadas. En general, desde varias localidades turísticas cercanas se planteó que parece incompatible una central nuclear en una zona que tiene al turismo como principal actividad. Sin embargo, la cuestión es que la usina ya está y que un desmantelamiento generaría desde esa perspectiva tantas inquietudes como la prolongación de su actividad. Esa discusión –parecen admitir unos y otros– debió haberse dado hace 35 años atrás, cuando el Gobierno nacional decidió instalarla en este lugar. Hasta entre los directivos de la central nuclear se admite que si hoy se decidiera construir una, no sería este lugar el elegido. Pero recuerdan a la vez que fue el Gobierno de Córdoba de entonces el que pidió a la Nación ubicar una usina atómica en su territorio. Es más: recuerdan un proyecto de hace casi 40 años en que la Epec sugería instalar una sobre el lago Los Molinos.

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¿Los residuos de la usina podrán ser reutilizados algún día?

¿Qué hace la Central Nuclear de Embalse con los residuos que genera y que conservan radiactividad por miles de años?, ¿qué hará con ellos funcionando otros 25 años? Se trata de un asunto no definitivamente resuelto por las centrales nucleares en todo el mundo.
El gerente de la central embalseña, Ricardo Sainz, explicó a este diario que cada varios años se van sumando silos especiales de almacenamiento, en un sector especial del mismo predio. Ahora está por iniciarse la construcción de 32 silos más, que se sumarán a los casi 150 existentes. Con 25 años más de generación, la usina requerirá más espacio para almacenar ese combustible residual usado.
“No tiene otro destino por ahora; en el futuro habrá que ver. En algunas pocas centrales se recicla. La mayoría lo almacena bajo condiciones de extrema seguridad”, acotó Sainz. Luego apuntó que en el futuro podría dejar de ser considerado un residuo: “En realidad este combustible que ya ha sido quemado genera otro de mayor poder. Cuando se logre diseñar otro tipo de reactor, que están en plena investigación, se podrá reciclar y reprocesar este material para volver a generar energía con él. Es una tema relevante para desarrollar para el futuro. Pero por esa cuestión estratégica también se guarda: tiene un valor potencial muy importante”.

–Al retirar el núcleo del viejo reactor, ¿no hay riesgo de contaminación?
–No. Porque se lo vacía, se le saca el agua que va a recintos especialmente diseñados y el combustible que termina en los silos de almacenamiento como el que se fue sacando antes. Luego se extraen las partes, cortadas en pedazos por robótica, y se ponen en un contenedor blindado, sin contacto jamás con el exterior. Ese contenedor termina en un silo de hormigón con cobertura de acero interior, similar a los del combustible usado. Todo queda en el predio de la central, porque cada uno se guarda lo suyo. Si a la central se la desmantelara, ahí sí habría que llevar todo eso a algún otro sitio, hoy inexistente en el país.

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