30 mar 2008

Basura: qué cambiará para los vecinos

La Voz del Interior (30/03/2008)
Basura: qué cambiará para los vecinos



Habrá que adaptarse a la presencia de dos contenedores por cuadra y a separar los residuos en casa. Fuerte incremento de recolección y barrido, con frecuencias fijas para sacar escombros y restos de poda.
Habrá que contar con dos tachos de basura en casa y caminar unos pasos más a la hora de sacar las bolsas, ya que deberán ser depositadas en contenedores comunitarios. Esos recipientes se dispondrán a razón de dos por cuadra: uno será para basura orgánica (húmeda) y el otro para inorgánicos: cartón, vidrio, metales y otros productos recuperables.
Esos cambios, implantados de manera gradual, son los que más impactarán en la vida cotidiana de los cordobeses desde abril de 2009. Se estima que en esa fecha comenzarán a operar las dos empresas que resulten ganadoras de la licitación nacional e internacional que se abrirá en junio próximo, si todo sale según lo previsto por el municipio capitalino.
El proceso formal hacia esos cambios tuvo un paso importante el viernes pasado, cuando el bloque oficialista del Concejo Deliberante aprobó en primera lectura el pliego para el futuro servicio de recolección y tratamiento de la basura. Toda la información incluida en esta página proviene de ese extenso documento, que fija las condiciones de la licitación y las características del futuro servicio.
Comparado con el deficitario servicio actual, el que proyecta el pliego supone un fuerte aumento de prestaciones, que se sentirá en especial en el Centro y también en las denominadas áreas de alto impacto: grandes avenidas y sitios de elevada generación de basura –coinciden con las zonas comerciales y turísticas más convocantes– donde habrá recolección y barrido todos los días.
En el Centro se multiplicarán las prestaciones: habrá recolección tres veces por día, las calles también serán barridas tres veces y las veredas una vez por día. La peatonal tendrá ese mismo régimen y también será lavada dos veces por semana y limpiada con vapor dos veces al mes.

En los barrios
El servicio común, que se aplicará en 90 por ciento de la trama urbana –todos los barrios y 88 villas miseria– supone seis días de recolección, como en la actualidad, y una frecuencia de barrido de dos o tres veces por semana, dependiendo de la densidad poblacional. El área de Circunvalación será barrida una vez por semana.
La recolección diferenciada se incrementará al ritmo de seis mil cuadras por año. En los barrios que se vayan incorporando a esa modalidad, se podrá sacar la basura húmeda (orgánica) cuatro veces por semana y la inorgánica dos veces por semana.
La recolección, además, tendrá frecuencias fijas y servicio de requerimiento telefónico para el retiro de restos de poda, residuos voluminosos (muebles y artefactos del hogar) y escombros. Hoy esos materiales son los que alimentan los 91 basurales que hay en la ciudad. En el futuro, el plazo para que sean retirados no podrá exceder los 15 días y podrá coordinarse de manera telefónica con la empresa. En la época estival –setiembre a marzo– la recolección de restos de poda será semanal.
La limpieza, el cercado y la forestación de la mayor parte de los basurales será otra prestación de fuerte impacto barrial: cada empresa estará obligada a “cerrar” en los primeros tres meses los focos de contaminación de mayor relevancia y a mantener esas mejoras después.
Esas medidas apuntan a evitar la actividad de los carros. En contrapartida, el esfuerzo que supondrá para el municipio y para los vecinos la separación de residuos y la recolección diferenciada apunta a sistematizar el acopio de todo aquello que tiene valor económico. Esos productos serán seleccionados, acopiados y vendidos por cooperativas de cartoneros que recibirán los residuos inorgánicos en ocho centros verdes. Esas plantas, lugar de trabajo de los carreros, son la otra innovación del pliego.

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Cómo serán los centros verdes

Ocho establecimientos. Serán cuatro por zona, en lugares aún no determinados. Ahí irá la basura inorgánica que provenga de la separación domiciliaria. Se seleccionará para su posterior venta cartón, metal, plástico, vidrio y papel. Será el lugar de trabajo de los cartoneros.
Características. Se prevén tres tamaños distintos. Todos contarán con un tinglado para recepción de carga, galpón para la separación de los materiales y acopio, baños, espacio social y administrativo, playa de maniobras pavimentada, sector de escombrera y sector parquizado.
Plazo. Los ocho centros deberán estar funcionando para el cuatro año del contrato, cuando se prevé que la mayor parte de la ciudad tenga recolección diferenciada. Será de manera progresiva.

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Hará falta mucha plata y más compromiso

El servicio de higiene que la Municipalidad de Córdoba quiere implantar desde abril del año que viene supone un incremento de las prestaciones de recolección y barrido, un intenso programa contra los basurales y dos apuestas de impacto social: las villas miseria tendrán las mismas prestaciones que los barrios y los carreros que viven de lo que arrebatan de los cestos de basura tendrán espacios donde trabajar y hacer rentable lo que hoy es miserable.
Si todo eso ocurre, la ciudad estará más limpia en serio: sin basura en la calle, con sustentabilidad social y una importante reducción de lo que se entierra en Bouwer.
Pero es obvio que nada ocurrirá gratis y tampoco de manera espontánea: es un modelo que demandará mucho más dinero y que además requerirá del compromiso de los vecinos con la separación de los residuos y estricto respeto de los días y los horarios: si eso no se logra, quien tenga los contenedores de la cuadra delante de su casa vivirá un calvario.
Hoy Córdoba paga 14 millones de pesos al mes por el servicio que presta Cliba. El municipio sostiene que la futura prestación no costará más de 18 millones y la actual prestataria asegura que será casi el doble. Ambas partes se encuentran ya en medio de la compulsa y se debe desconfiar tanto de una estimación como de la otra. Lo concreto es que el municipio planea un aumento de impuestos para pagar los futuros contratos.
Sin dudas, serán los resultados los que indiquen si se trata de plata bien gastada o de un delirio de grandeza. La actitud de los vecinos a la hora de sacar la bolsa dirá el resto.

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Fuerte ataque a los basurales y ocho plantas para carreros

Los 91 basurales a cielo abierto que de manera permanente funcionan en la Capital provincial son el problema de higiene que más quejas genera y el resultado más evidente de todas las deficiencias del actual servicio. El pliego que fija las exigencias para las futuras prestadoras prevé una fuerte intervención en los primeros 90 días de contrato contra esos focos de contaminación.
Además de limpiarlos, en ese período cada una de las empresas deberá instalar en su zona 20 mil metros lineales de empalizadas, 25 mil metros de alambrado perimetral y cinco mil árboles en los predios que estaban ocupados por basura. Esas mejoras deberán ser mantenidas después por siete años. El objetivo es cerrarlos para impedir que se siga depositando basura y comenzar a transformarlos en espacios verdes.
Además, de manera permanente, cada empresa deberá limpiar un millón de metros cuadrados de basurales por mes. Se trata de una cifra que quintuplica a la actual y que apunta a eliminar otras erogaciones del municipio en ese sentido.
El control sobre esos espacios se hará por vía satelital: cada empresa debe caracterizar y georreferenciar los basurales de su zona, para que el municipio fiscalice por la misma vía la evolución de cada foco.
Para evitar que la basura siga yendo a los baldíos, se reforzarán las prestaciones de retiro de escombros, restos de poda y residuos voluminosos, y se pondrán en marcha los centros verdes, la mayor innovación del pliego que acaba de votar el Concejo.
El municipio procura que a esos ocho establecimientos –que serán construidos por las empresas de recolección y operados por cooperativas de carreros– vaya a parar la mayor parte de la basura que tiene valor económico: cartón, metal, vidrio y plástico, para que los carreros y cartoneros no deban deambular en busca de esos materiales. La condición es que a la separación la haga cada vecino y que los materiales sean recogidos y llevados a los centros verdes por las empresas.
El municipio aclara que esos centros no tendrán nada que ver con un basural: estarán equipados para la clasificación y posterior venta de los residuos.
La ganancia quedará en manos de los cartoneros, que hoy recogen cerca de 2.200 toneladas de estos materiales al mes. Se calcula que al cuarto año del contrato llegarán a los centros más de siete mil toneladas de materiales, que garantizarán la rentabilidad de los emprendimientos.
El pliego licitatorio sólo establece la construcción de los centros, que es lo que estará en manos de las empresas. La operación de esos establecimientos y las exigencias a las cooperativas serán establecidas en otra ordenanza.

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