9 dic 2007

Minería

La Voz del Interior (09/12/2007)
“Es una locura pensar que podemos vivir sin minería”

El funcionario saliente afirma que Argentina es el país con mayor potencial minero en el mundo y que no puede prescindir de la actividad. Pide que se modifique de manera urgente el marco legal que armó el menemismo, que produce minas ricas y pueblos pobres. Dice que ninguna minera está por instalarse en Ongamira.
Néstor Scalerandi es uno de los funcionarios de más bajo perfil público en el gobierno cordobés. Nacido en Colonia Vignaud (departamento San Justo), a los 61 está a punto de dejar su cargo en la Secretaría de Minería y accedió a conversar sobre los cuestionamientos cada vez mayores que enfrenta la actividad. En los últimos meses, los temores ambientales que desde hace años hacen temblar a las poblaciones de amplias regiones de Catamarca, La Rioja, San Juan, Mendoza o Chubut, se trasladaron a Córdoba, a partir del presunto proyecto de abrir una mina de oro a cielo abierto en las proximidades de Ongamira.

–¿La minería es incompatible con el cuidado del ambiente?
–Mire, el código minero de Córdoba es más duro que las leyes ambientalistas. El tema es que a los problemas ambientales hay que detectarlos. En los últimos tres años y medio hemos clausurado 59 minas y canteras en la provincia de Córdoba por motivos ambientales, por contaminación, por razones de seguridad o por su cercanía con caminos, casas y redes eléctricas. Algunas fueron clausuras definitivas.

–Pareciera que las explotaciones se deciden sin tener en cuenta otras razones que la ganancia empresaria.
–Tenemos que hacer convivir el medio ambiente, el turismo y la minería. Pero es una locura pensar que se puede vivir sin minería. Una casa común lleva 180 kilogramos de cobre, un auto, 18 kilogramos, sin hablar que la pasta dental y hasta el papel en que usted escribe no serían posibles sin actividad minera. Mantener a un pueblo sin minería es una de las mejores formas de dominarlo. Tenemos que tener como objetivo lograr una minería nacional con un desarrollo tecnológico nacional.

–Pero hoy tenemos una minería hecha mayormente por grupos extranjeros con tecnología extranjera.
–Mire, somos un país con una enorme potencialidad en minería. Pero el Código de Minería que hoy tiene Argentina es una definición en esencia de lo que es el neoliberalismo. Las organizaciones ecologistas se quedan cortas en la crítica, más que neoliberal, este esquema es colonial, absolutamente anacrónico para la época. Está pensado para una tecnología del 1800, cuando se golpeaba la piedra con piquetas, mientras que hoy una minera en un mes rompe un millón de toneladas de piedras con voladuras, ya no es el agujerito que hacían antes. Es un esquema legal que no le cobra impuestos por cinco años a las grandes mineras, en el que el canon lo fija la Nación y las provincias son dueñas de los minerales, pero no pueden tener una mina propia ni pueden regular regalías.

–Esa es justamente, junto con el riesgo ecológico, la crítica que recibe la minería de parte de las agrupaciones vecinales ambientalistas.
–Las provincias llevamos dos años proponiendo en el Consejo Federal de Minería que se cambie ese régimen minero, pero ahora hace seis meses que el Consejo no se reúne. Córdoba, Chaco, San Luis, Tierra del Fuego, entre otras, queremos "aggiornar" la legislación. Nuestro planteo es que se modifique sí o sí la ley, respetando a las empresas que ya están trabajando, pero cambiando el marco legal para las que vengan en el futuro.
–El presidente Kirchner quiere elevar las retenciones a las mineras.

–¿Qué va a elevar?
–La idea es que el país reciba más dinero por esta actividad.

–¿Recibe algo hoy? (sonríe con ironía).
–...
–Argentina tiene un potencial minero único en el mundo, pero tiene que dar vuelta este esquema. Los beneficios de la minería tienen que ser para los lugareños, luego para las provincias y después para la Nación. Pero hoy es al revés: el lugareño recibe los problemas, las provincias ganan algo y la Nación se lleva todo. La minería es una industria de rentabilidad altísima. Los cordobeses no conocemos bien la magnitud del negocio, pese a que esta es la principal provincia minera argentina. Córdoba tiene 300 años de historia minera, aquí hay cultura minera y el minero nace y vive acá, no viene de afuera y después se va, como ocurre en otros lugares. Lo que hay que hacer es darle valor agregado a ese mineral en la misma zona de extracción, a no más de 500 kilómetros de la mina. Si el oro que se extrae de La Alumbrera (Catamarca), Vanguardia (Santa Cruz) y Veladero (San Juan) se purificara en Argentina, el proceso produciría un gas que es ideal para la fabricación de agroquímicos, más en un país agrícola como el nuestro. Pero hoy a ese gas lo importamos.

–Por los últimos reclamos que uno ve en Famatina, en Andalgalá o ahora en Ongamira, pareciera que cualquier empresa va a un lugar y explora sin cumplir siquiera con un estudio de impacto ambiental.
–La única forma de controlar esto es con una Policía Minera, si no vamos a ir siempre por detrás de los problemas. Ya hemos dejado elaborado el proyecto para que Córdoba tenga una Policía Minera. Hoy la cuestión legal sobre si interviene Minería o la Dipas en la explotación de canteras, por ejemplo, es un desastre, es tierra de nadie. Si la cantera es seca vamos nosotros, pero en cuanto toca agua o se inunda tiene que ir Dipas, así es muy difícil el control. Me parece lógico y bueno que existan movimientos verdes y vecinales que reclamen porque así se balancean los distintos sectores y se logra una sociedad más armónica.

–Pero ahora tenemos el conflicto en Ongamira, el temor de que una mina de oro a cielo abierto se instale en la zona, y no hay buena información oficial sobre qué autorizaciones o estudios se han hecho.
–No es serio lo que plantea esta gente de Ongamira. Me piden que haga cosas ilegales y autoritarias, como denegar un derecho minero, acto que generaría responsabilidad para el Estado y terminaríamos pagando todos. A quien deben pedir es al Congreso, para que modifique la ley, eso sería un reclamo serio. Yo no debo abortar la minería, mi deber es promoverla.

–Usted es la autoridad minera de la Provincia y es lógico que le reclamen.
–En Ongamira no hay nada, nada, nada. No hay minera que esté pensando en ir a explotar ahí. Apenas hay un pedido de cateo que jamás se autorizó. No hay nada. Además, los técnicos de la Secretaría de Minería, que son reconocidos internacionalmente, han dicho que en Ongamira no hay oro.

–¿Dice que la gente del valle de Punilla le teme a un fantasma?
–La gente de Ongamira debiera ir a la Justicia para que la Justicia pida todas las actuaciones que tenemos al respecto y vean que no hay nada. No sé qué hay detrás de estas denuncias. Sí le aconsejaría a cada miembro de la comunidad de Ongamira que no venda ni una hectárea de tierra y que, si la vende, pida locuras, porque me parece que alguien los quiere engañar. En esta provincia es casi imposible que haya una mina a cielo abierto de proporciones, por la cantidad de población, por el turismo, por el valor arqueológico. Sólo es posible si el minero viene dispuesto a poner todo el dinero para garantizar seguridad.

–También en Cañada de Salas, departamento Pocho, la gente teme que se instale una mina de oro.
–En Cañada de Salas no está autorizado ni siquiera un cateo. No lo pueden hacer porque no está autorizado. Pero ahí la situación es diferente a Ongamira, porque sí hay potencialidad de que exista oro.

–Se piensa que la crisis energética nacional puede imponer la necesidad de nuevas centrales nucleares, que necesitarán uranio. ¿Qué va a hacer Córdoba, que es rica en ese mineral?
–Córdoba tuvo una experiencia lamentable con el uranio, que sensibilizó mucho, que es la de la mina de Los Gigantes. Eso nos ha hecho extremadamente cuidadosos. Con respecto al uranio hemos recibido una enorme presión de empresas privadas y de algunos sectores de la Comisión Nacional de Energía Atómica (Cnea). Será un tema para la futura gestión.

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La arena, mejor que la soja

Se habla de que el sector minero mueve unos cuatro mil millones de pesos por año en Córdoba. El secretario Scalerandi destaca que si bien en la provincia no se explotan metales de primera categoría (oro, platino, cobre, etcétera), son increíbles los números que mueve la explotación de la arena.
"La arena deja un enorme margen de ganancia. Una hectárea de arena, de tres metros de profundidad, ofrece unas 54 mil toneladas. A los precios que se comercializa la arena, la ganancia de una sola hectárea, que puede facturar un millón y medio de pesos, es similar a la que hoy se obtiene con mil hectáreas de soja. Además no paga impuestos y suele eludir el control", dice.

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Zonas conflictivas

Además de las movilizaciones que se realizan en el departamento Punilla con motivo de la supuesta mina de oro a cielo abierto que se instalaría en la zona de Ongamira, también existen temores en otros dos lugares.
En Cañada de Salas, departamento Pocho, vecinos del lugar denunciaron que hay una empresa haciendo exploraciones para ver la posibilidad de instalar una mina de oro.
En Bialet Massé, los vecinos denunciaron que los trabajos de una mina de mica amenazan la provisión de agua en la localidad.

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